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Autor Tema: Obliga el deterioro salarial a modificar hábitos de consumo...  (Leído 530 veces)

OCIN

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Por...  Martí­n Orquiz


El deterioro de los niveles salariales de miles de familias juarenses ha orillado a sus miembros a modificar sus hábitos de consumo y a comprar lo estrictamente necesario para vivir, como alimentos y pagar servicios, mientras que dejó de adquirir ropa, aparatos electrónicos y diversión para sobrellevar la crisis.
“Mi esposo antes trabajaba horas extra y los dí­as de descanso, ahora trabaja cuatro dí­as y a veces dos”, explica Claudia Torres, la madre de tres niños de 13, 6 y 4 años de edad.
Cuando el empleo sobraba, su esposo llevaba dos mil 500 pesos cada semana para la manutención de su hogar, ahora gana apenas 800, por lo que todo su esquema económico para el hogar tuvo que modificarse.
“Antes pasaba el de los elotes y podí­amos comprar dos o tres vasos grandes los fines de semana, pero ahora mejor compramos los elotes y se los asamos allá fuera, con leña”, platica.
Menciona que precisamente esta semana tuvieron problemas, ya que sus tres hijos entraron a la escuela y tuvieron que comprar uniformes y útiles escolares.
“El más grande está en secundaria, la de en medio entró a primaria y la más chica a preescolar, así­ que tuvimos que pedir prestado para comprarles lo necesario”, indica.
Su familia no es la única en problemas económicos, ya que miles de personas están ganando menos, según indicativos oficiales.
De acuerdo con datos de la Secretarí­a del Trabajo y Previsión Social, y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que elabora el INEGI, en un año los trabajadores chihuahuenses sufrieron un deterioro en sus niveles salariales, por lo que existen más empleados que ganan menos por realizar la misma u otras labores.
Las fuentes establecen que la cifra de los que ganan hasta dos salarios mí­nimos (109.6 pesos) se incrementó de manera considerable, mientras quienes ganan más de dos salarios mí­nimos disminuyeron en una proporción importante.
Agregan que en junio del año pasado habí­a 223 mil 126 trabajadores que ganaban hasta dos salarios mí­nimos, para el final del segundo trimestre de 2009 la cifra se incrementó hasta 281 mil 311, lo que representa un aumento del 26 por ciento.
En contraparte, el número de los que se encuentran en el rango de dos y hasta cinco salarios mí­nimos (entre 109.6 y 272.4 pesos) se redujo en un 22.07 por ciento porque en junio del año pasado eran 552 mil 240, pero para el mismo mes del presente ya eran 430 mil 314.
Y esa disminución es notoria hasta en los mercados populares, donde se encuentran los artí­culos de segunda mano a un precio menor.
“Antes trabajaban tres en cada familia, pero ahora sólo uno tiene empleo, antes trabajaban al menos dos hijos y el papá, pero ahora sólo uno está trabajando con los recortes”, afirma Lorenzo Muñoz, lí­der de los mercados Luis Donaldo Colosio, Fernando Baeza, águilas de Zaragoza y Ponciano Arriaga.
A pesar de que estos vendedores se instalan en colonias marginadas, por lo que venden su mercancí­a a precios bajos, la actividad bajó a la mitad.
“Ahora prefieren comprar alimentos, antes compraban ropa y artí­culos electrónicos de segunda y baratos, porque no podí­an comprarlos nuevos, pero ahora sólo vendemos el 50 por ciento que antes, dice.
Indica que por la situación resultaron afectadas mil 400 familias, ya que en cada uno de los mercados populares trabaja un promedio de 350 negocios.
Los factores que incidieron en el fenómeno, indica el entrevistado, son la inseguridad pública, la crisis económica y el desempleo.
Por eso, la gente ahora sólo adquiere lo básico y lo más barato, como alimentos y televisiones usadas, trastes o ropa porque no pueden comprar artí­culos nuevos.
Añade que la clientela en los mercados se ha mantenido, pero han bajado las ventas. Es decir, compran menos.
El representante de los comerciantes agrega que aunque en los mercados no se han presentado aspirantes a ingresar a esa actividad, sí­ ha observado que muchas se instalan en el exterior de sus viviendas.
“Los que venden afuera de sus casas han crecido enormemente”, comenta.
Precisamente por la situación económica adversa por la que se está atravesando, los comerciantes han estado manifestándose en forma pública por los altos cobros en los servicios como el de energí­a elíéctrica y el de agua potable.
“Consideramos que están muy caros, y en medio de esta crisis la gente no los puede pagar a veces y el gobierno no hace nada para apoyarla, por eso buscamos hacernos notar”, manifiesta.
Luego, agrega, las familias están enfrentando la entrada del nuevo ciclo escolar, por lo que tienen que desembolsar diferentes cantidades de dinero para adquirir uniformes y útiles.
Pero la situación rebasa en ocasiones este tipo de gastos, ya que los habitantes de colonias marginadas están batallando hasta para darle de comer a sus hijos, asegura.
Esos factores repercuten en los mercados, que están ubicados en colonias populares.
 â€œLas personas con bajos ingresos son nuestros clientes porque no pueden comprar cosas nuevas, y aunque tenemos la mercancí­a un bajo costo aun así­ nos ha repercutido”, señala.
Estela Serví­n, otra ama de casa que enfrenta problemas económicos, indica que desde hace seis meses le fueron retirados varios bonos en la maquila donde trabaja, lo que bajó sus percepciones y, en consecuencia, su poder adquisitivo.
“Antes podí­amos llevar a nuestras dos hijas al cine, aunque fuera una vez al mes, los miíércoles de dos por uno, pero ya tambiíén subieron las entradas ese dí­a y ya tenemos mucho que no podemos ir”, dice.
Añade que ahora apenas se completa para comer y pagar los servicios de electricidad y de agua potable.
“Yo no me acuerdo que nos la hayamos visto tan dura como ahora, tanto yo como mi esposo ganamos menos de lo que ganábamos hace dos años, no síé quíé vamos a hacer si la cosa sigue así­â€, se lamenta.


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