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Autor Tema: ING ya tiene oficinas (¿y quíé?)  (Leído 497 veces)

Orpheo

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ING ya tiene oficinas (¿y quíé?)
« en: Octubre 27, 2009, 09:33:52 am »
FRANCISCO PASCUAL
26 de octubre de 2009.- ¡ING ya tiene oficinas! Con estas cuatro palabras, en corporativo naranja chillón, está anunciado el banco holandíés su última innovación financiera. Parece de guasa. ¿Oficinas? ¿Ahora que todos los bancos del mundo las están cerrando? ¿Quíé aire les ha dado a los del Fresh Banking para volver de nuevo a la tierra?

La banca holandesa siempre ha estado a la vanguardia de la innovación en lo que al oficio del críédito se refiere. Fueron ellos los que fundaron el Banco de Pagos de Amsterdam, a principios del XVII, para crear la unidad monetaria de las entonces llamadas Provincias Unidas. En íél nacieron de sistemas de cheques, transferencias y domiciliaciones bancarias que hoy conocemos.

Poco despuíés, se inventaron la primera empresa del mundo por acciones (actien), la Compañí­a Holandesa de Indias Orientales, para financiar las expediciones en busca de especias. Y, para que el personal pudiese especular con la suerte de las florecientes firmas privadas, alumbraron la primera bolsa (beurs), en un patio cercano al Ayuntamiento de Amsterdam, en el que las actuales órdenes ciberníéticas de compra o venta, se sellaban con un apretón de manos.

Semejante aluvión de ingenio financiero desembocó a últimos del siglo XX en el Fresh Banking, la revolución bancaria de ING basada en dos puntos:

1. La inexistencia fí­sica del banco. No habrí­a oficinas, ni empleados a la vista, tan sólo banca virtual con el autoproclamado objetivo de bajar costes y ofrecer un producto más competitivo a sus clientes.

2. La ruptura del modelo tradicional, arraigado como es lógico en el negocio que consiste en prestar críéditos más caros de lo que se captan los depósitos. ING restringió la actividad crediticia a la absorción de hipotecas mediante la eliminación de comisiones y expandió hasta lí­mites desconocidos la captación de depósitos para tratar de rentabilizarlo en inversiones financieras.

Con el estallido de la crisis, las hipotecas desaparecieron, la liquidez del mercado se evaporó y el Estado holandíés tuvo que intervenir -perdón, reforzar el capital- en la más potente de sus instituciones crediticias. Ese dí­a, el 18 de octubre de 2008, me llamaron doce personas. El consejero delegado del banco en España, para convencerme de que la situación no era preocupante, y once amigos en pleno ataque de colitis ahorradora para preguntarme si se llevaban su dinero a otra parte. No, les dije a todos, respalda el Estado holandíés.

Y con este respaldo ha permanecido funcionando el banco naranja desde entonces, intensificando la captación de depósitos y nóminas, y cabreando al resto de competidores, que tienen que pelear por el mismo mercado sin dinero público. Hoy, ING Group, la matriz del banco, se está desplomando en Bolsa despuíés de anunciar que venderá su división de seguros para devolver el dinero al Estado holandíés y comenzar a operar como entidad enteramente privada. Ahí­ lo tienen, cinco siglos de innovación financiera para, al final, caer en la cuenta de que la fe en la banca no es ilimitada, pero que ayuda mucho a soportarla la presencia de un señor detrás de un mostrador ante el que poder reclamar los ahorros.



En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.