En los planos superiores encontramos, con frecuencia, escuelas o grupos míédicos, a los
cuales, mientras están fuera de sus cuerpos, durante el sueño, se les enseña las causas de ciertas
enfermedades, y estudian recetas y las aprenden de memoria. Tales hombres son, en el
plano físico muy intuitivos, y muchas veces pueden presentir y diagnosticar una enfermedad
al ser consultados. Algunos de íéstos me han preguntado, con frecuencia, por quíé no pueden
recordar, en este plano, lo que se les ha enseñado en los planos superiores. La razón de ello
está en que no han estudiado yoga y, de consiguiente, no han preparado el instrumento para
transmitir tales estudios.
Como todos sabemos, existe en nosotros una división que cuida de nuestro cuerpo físico;
pero pocas personas se dan cuenta de la importancia de tal división como elemento constructivo.
Durante varios años, las gentes han estado experimentando sobre la vida animal, sin considerar
las consecuencias, para el cuerpo humano, de transferir a íéste, un elemento animal. Es
importante saber que, el hombre no se puede desarrollar internamente, cuando ha introducido
en su sistema átomos de naturaleza animal. El animal en el hombre ya lo ha aprisionado en este
mundo de ilusión.
Estos experimentos aparecen como de gran importancia para el mundo; pues, en algunos
casos, ha habido una recuperación parcial de las funciones sexuales. Pero los cientistas no se
dan cuenta del desastre que íésto causa al sistema humano; no comprenden que esta infusión
de átomos, en una esfera más allá de su desenvolvimiento, perjudica al paciente; por cuanto
produce una condición anormal en las envolturas astral y mental, una vez que el paciente se
ha desprendido de su cuerpo físico.
Hemos presenciado la desintegración de un hombre, a quien se había dado esta materia
animal, y descubrimos que esto había producido una fractura compuesta de su cuerpo astral.
Esto significa que, en otra vida, será deformado e inválido; puesto que los átomos animales en
íél serán incapaces de responder a la dirección del átomo Nous.
El efecto posterior sobre el alma será impedir a íésta seguir su longitud de onda natural;
por cuanto, ha sido animalizada por la longitud de onda animal, la cual se opone al flúido astral;
así el cuerpo astral del hombre aparecerá, a quienes lo hayan amado en su vida terrena,
según desee la mente del animal. El alma animal, por su parte, quedará divorciada de su propia
alma-grupo, y tratará de penetrar en la conciencia humana.
Esto es lo que hemos descubierto; o sea, que, en cuanto se injertan en el hombre estructuras
animales, se pone en peligro a su alma, y hace que el alma-grupo animal se niegue a recibir
a uno de sus propios miembros, por cuanto íéste ha penetrado en el reino humano.
Me han pedido, quienes trabajan por la humanidad, que díé esta información, al objeto de que
el hombre no permita que se injerten estructuras animales en el cuerpo humano, debido a los
terribles efectos que producen despuíés sobre el Intimo.
De manera que, además del daño que se hace al alma del hombre, se ha de considerar, tambiíén,
el gran perjuicio que se causa al animal, y la deuda kármica que el hombre tendrá que pagar.
Al construir la envoltura humana, de acuerdo con el plan del átomo Nous, la Naturaleza
trabaja sobre una sola de las formas de desenvolvimiento por vez, dejando latentes todas las
demás divisiones del cuerpo.
Por ejemplo, durante los períodos hebreo, griego y romano, la Naturaleza construyó la
envoltura causal; o sea la que registra la conciencia racial. Pues, así como el hombre está gobernado
por su Intimo, así tambiíén, la raza está gobernada por una influencia directriz de la
Naturaleza. Esta utiliza el cuerpo causal de una raza como caja sonora o estación receptora,
por medio de la cual se impresiona a la conciencia racial.
Muchos preguntan, con frecuencia: ¿Por quíé las razas mencionadas permitieron los sacrificios
de animales? En tales sacrificios se liberaba la sangre, y las estructuras atómicas
construían el cuerpo causal; pero una vez que los cuerpos causales estuvieron completos, los
sacrificios sangrientos ya no fueron necesarios. Entonces, la Naturaleza empezó a desarrollar
otra sección; o sea, la de nuestro mundo mental, introduciendo en esta sección lo que el cristiano
llamaría conciencia crística, individualizada, previamente, en el corazón del hombre, al
advenimiento del Gran Iniciado Jesús.
En esta Nueva Era, la ascensión del átomo Maestro al Escudo de Plata del hombre, individualizará
la mente de íéste; de manera que, ya no expresará las características de su mundo
objetivo, sino su verdadera individualidad.
Una vez que hayamos edificado completamente nuestro cuerpo mental, la Realidad cerrará
esta longitud de onda de individualidad mental y, poco a poco, crearemos un vehículo
para la expresión de nuestro Intimo.