Las fracciones de carbón piedra afectaron durante díécadas el medio ambiente de la península Lengua de Pájaro, bañada por las aguas de la bahía de Levisa, donde se asienta el poblado de Nicaro, en la provincia de Holguín, a casi 800 kilómetros de distancia de La Habana
Eran residuales del proceso tecnológico para la obtención de concentrados de níquel de la empresa Comandante Reníé Ramos Latour, la decana de esa rama industrial en Cuba.
El carbón mineral o de piedra es un tíérmino geníérico, utilizado para designar a minerales sólidos de origen vegetal muy ricos en carbono, el cual tambiíén posee hidrógeno, nitrógeno, azufre, fósforo y otros elementos químicos.
Ciertamente, con el paso de los años y las díécadas, las pilas de carbón, popularmente denominadas carbonillas, crecieron y se diseminaron para convertirse en un problema ambiental, especialmente en el área de La Pasa, barrio obrero de esta zona en el cual habitan unas seis mil personas.
Sin embargo, la historia cambió gracias al trabajo de innovación titulado Reincorporación de carbones residuales a la economía, del ingeniero Oscar Leyva, mediante el cual el carbón residual es tratado y se convierte en productos que permiten a la economía del país sustituir importaciones.
La tarea es realizada por el Centro de Investigaciones Siderúrgicas (CIS) del Ministerio de la Industria Sidero – Mecánica, institución con valiosos resultados en el campo de la innovación y el desarrollo científico en sus ya más de 20 años de labor.
Los resultados de esa práctica son palpables en las fábricas Aceros Inoxidables de Las Tunas y Antillana de Acero, en la capital cubana, donde es utilizado el Carbón Insuflado, un elemento que permite ahorrar el 30 por ciento de la energía en el proceso productivo de las coladas de los hornos.
Otro de los materiales obtenidos de lo que antes se perdía es el Antrafil, empleado como lecho filtrante por plantas potabilizadoras de agua de las provincias de Las Tunas, Guantánamo, Sancti Spíritus y Cienfuegos.
La venta de este material energíético, incluida la alentadora exportación de algunos lotes a Míéxico y Guatemala, representa para el CIS ingresos por más de tres millones de pesos y en divisas.
Lo que hasta hace muy poco era nocivo al entorno de Nicaro y un quebradero de cabeza para los habitantes de La Pasa, hoy resulta un pequeño tesoro para el país, el cual aprovecha estos carbones, que se convierten de contaminantes a tesoro.