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Autor Tema: Niño Becerra y la moraleja de esta crisis: "Al díébil hay que decirle adiós"  (Leído 174 veces)

Eguzki

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Hace unos meses era un tema tabú, pero hoy la posibilidad de que Grecia abandone el euro no parece tan descabellada. Al menos es algo a lo que se refieren cada vez paí­ses y organismos internacionales. Para el economista Santiago Niño Becerra, una de las moralejas que debe sacarse de esta crisis "es la de que al díébil, adiós".


Según comenta en un artí­culo en La Carta de al Bolsa, los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) "ya no dan más de sí­". Por eso, piensa, Alemania le ha dicho a Grecia que si no es capaz de respetar las reglas que marcan la pertenencia al euro es mejor que deje el club.

"Los acreedores son conscientes de que tambiíén van a tener que hacerse más pequeños y que tienen que salvar lo que puedan porque tambiíén sobre ellos van a llover piedras. Por eso los PIIGS ya no importan", explica Niño Becerra.

Una vez más, el economista señala que fue un error que Grecia y el resto de PIIGS ("esos que ahora, por decoro se les denomina GIPSI"), entraran en el euro, a pesar de que era ilógico que entrasen unos paí­ses que se encontraban a años luz de la zona del marco en un área monetaria diseñada a imagen y semejanza de esta.

Como siempre ha defendido, no fue ni por estructura de PIB, ni por productividad, ni por marco competitivo, ni por nivel de renta, ni por tasa de desempleo y subempleo; a los PIIGS se les metió en el euro "por una única razón: porque eran una potencial fuente de beneficios". A travíés de ellos podí­a hacerse negocio llevándoles los excedentes de capital que no tení­an aplicación en la Europa central y en EEUU, explica Niño Becerra.

Para ello tan solo tuvo que hacerse una cosa: "Decir que gracias al euro el riesgo de todos los miembros del área euro era idíéntico. Evidentemente los tipos de interíés bajaron, y los ansiosos consumidores de todo de los PIIGS se lanzaron a consumir de todo gracias al críédito que se les dio".

Pero llegó un momento en que la capacidad de endeudamiento de todos los actores económicos de los PIIGS se agotó. Entonces, apunta Niño Becerra, comenzaron a salir a la luz los contenidos de los cajones. "Las mentiras horribles de los estadí­sticos griegos, la porquerí­a que acumulan los bancos españoles, la insostenibilidad de la economí­a portuguesa a la que le es imposible crecer, la inconsistencia de aquello que se llamó el Tigre Celta y el caos italiano".

Entonces los PIIGS ni eran fuentes de negocio ni podí­an pagar lo que debí­an. Y "llegaron los rescates, y las intervenciones, y las monitorizaciones, y las amenazas, y los precios impagables de la deuda, y las quitas". Los PIIGS se convirtieron en los 2010 en la versión 2.0 de la Latinoamíérica de los 80, concluye. ¿Y ahora? "Pues a seguir porque no estar serí­a infinitamente peor que mantenerse. Esa es la paradoja: contigo mal, sin ti peor", sentencia finalmente.