Los grandes “cardenales†de este cónclave planetario son dueños de bancos (Lazard Frí¨res & Co., Barclays, Chase Manhattan Bank, Goldman Sachs, Deutsche Bank, Sociíétíé Gíéníérale de Belgique, UBS,…) administradores de grupos industriales (Unilever, Fiat, Daimler-Chrysler, Xerox Company, Lafargue, Total-Fina Elf, Shell, BP Amoco,…) varios comisarios europeos, millonarios como Rockefeller y sus descendientes, responsables de instituciones de estudios internacionales, el secretario general de la OTAN, dirigentes del FMI y del BM, ex presidentes como George Bush o Bill Clinton, personajes influyentes como Henry Kissinger, senadores e intermediarios de altísimo vuelo.
Gora Greider, secretario de redacción del diario sueco Dala Demokraten, establece un lazo entre el orden actual del mundo y las influencias ejercidas en el seno de Bilderberg desde hace 50 años. Según Greider, Bilderberg contribuyó “a instaurar el tipo de capitalismo que conocemos hoy y a solidarizar entre sí a las principales elites mundiales del ámbito de los negocios. David Rockefeller, dueño del Chase Manhattan Bank, fundador de la Comisión Trilateral –es decir el brazo político de Bilderberg-, participó de todas las reuniones del grupo desde su fundación en 1954. A íél se le debe la mejor definición escondida de los círculos como Bilderberg. En la edición del primero de febrero de 1999, Rockefeller declaró a Newsweek International: “Algo debe reemplazar a los gobiernos y el poder privado me parece la entidad adecuada para hacerloâ€.
El esquema de sus reuniones, celebradas cada año en un lugar diferente del mundo no varía: son ultra secretas, protegidas por un imponente ballet masculino de los servicios secretos, con la asistencia de lo más destacado que existe en los círculos de las finanzas y la política. En una de las últimas cumbres, organizada en Francia, entre los más de 100 “global leaders†que asistieron estaban el número dos del Pentágono, Paul Wolfowitz, Richard Perle, uno de los inevitables ex consejero de Seguridad de George Bush y arma política de disuasión frente a los enemigos de la ofensiva militar en Irak, Dominique de Villepin, el ministro francíés de Relaciones Exteriores, el ex presidente francíés y actual presidente de la Convención Europea, Valery Giscard d’Estaing; John Bolton, subsecretario de Estado Norteamericano encargado de las armas y la seguridad nacional, una galería de presidentes de grupos multinacionales Thales, Axa, Nokia, Daimler-Chrysler, Novartis-, gobernadores de bancos centrales, el Rey de España, los primeros ministros de Dinamarca y Portugal, el juez antiterrorista Jean Louis Bruguií¨re, miembros de institutos de estudios estratíégicos internacionales y un puñado de periodistas que aceptan la ley del silencio, de Financial Times, The Economist, Newsweek o La Repubblica. Durante tres días, la crema mundial discutió sobre la guerra de Irak, la lucha contra el terrorismo, la caída del dólar. Cada participante se compromete a “ser franco dentro del grupo†y a mantener en absoluto secreto el contenido de las discusiones. “La franqueza es la regla de juegoâ€, comenta el belga Etienne Davignon, presidente del comitíé de organización del grupo de Bilderberg, para quien “si Bilderberg es un íéxito se debe a que nadie molesta a nadie, a que cada participante juzga útil escuchar una cosa distinta de la que está acostumbrado a oír. La gente sabe que acá no hay micrófonos y que no se van a ir con las manos vacíasâ€.
Según reveló parcialmente el comisario europeo Pascal Lamy, “los enfrentamientos entre franceses y norteamericanos a propósito de la guerra de Irak fueron intensosâ€. Un asiduo concurrente a las reuniones de Bilderberg explica: “Acá se puede ir al fondo de las cosas, se habla de geopolítica, de estrategiaâ€. Desde luego, tambiíén se trabaja “cuerpo a cuerpo†para orientar los comportamientos de las redes de influencia. El Corporate European Observatory, uno de los grupos de estudios más importantes sobre las políticas liberales, destaca en un libro publicado en 2000 que si bien Bilderberg no decide nada de manera “formalâ€, si llega a “plasmar†un consenso entre las elites de la política, de la economía y de los medios de comunicación. Geoffrey Gueuns, sociólogo belga de la Universidad de Louvain y autor de una investigación sobre el poder de estos clubes (“Todos los poderes confundidosâ€), afirma que Bilderberg ilustra el “pacto estructural entre la elite de los negocios, la elite política y la de los medios de comunicaciónâ€. James P. Trucker, un norteamericano perteneciente a la derecha dura, es uno de los asiduos críticos de Bilderberg. Según íél y otros detractores, en 1973 Bilderberg sirvió para aumentar el precio del petróleo en un 400 por ciento, Kissinger preparó en su seno la guerra de Yom Kippur (Israel contra Egipto y Siria), Margaret Thatcher obtuvo allí el visto bueno de la elite para ser la primera ministra debido a su oposición al euro, la moneda única europea (que en realidad, surgió más de 20 años despuíés), Clinton consiguió la corona para ser Presidente de los EEUU y, en 2002, Donald Rumsfeld elaboró la estrategia de intervención en Irak. “Es absurdo, un fantasma. La idea de un cenáculo entre amos del mundo es falsaâ€, alega Etienne Davignon. Con todo, es lícito contestar que algo ocurre. La tendencia ideológica de Bilderberg es clara: sólo para blancos, una suerte de “núcleo†del mundo occidental compuesto en sus dos terceras partes por anglosajones que nunca se ha abierto a otros sectores del mundo.
Pero no es el único centro de influencias subterráneas. El segundo es la Comisión Trilateral, creada en 1973 por los miembros de Bilderberg. Pero tambiíén está el Comitíé de los 300, la Round Table, el Club de Roma., el CFR, Council of Foreign Relations, el Bohemian Club, el Skull and Bones. Casi todos los núcleos poseen características comunes –el secreto y los intercambios entre las finanzas y la política-, y un fundador o iniciador que los liga a todos: Rockefeller. El Comitíé de los 300 fue fundado en 1729 para asociar al sistema bancario mundial con los representantes de las naciones occidentales, la Round Table fue fundada en 1891 con propósitos similares; el CFR, Council of Foreign Relations, es una emanación de la Round Table lanzada en 19821. El CFR se presenta como un centro de investigaciones sobre las relaciones internacionales y organiza seminarios cerrados a muy alto nivel. En un informe anual de 1992, el CFR acota: “En el curso de todas las reuniones, la regla del Consejo es la no-atribución aplicada. Ello garantiza que los participantes puedan hablar abiertamente sin que, más tarde, otros participantes relaten las declaraciones.
Impulsada por David Rockefeller y Zbigniew Brzezinsky, la Comisión Trilateral vio la luz en 1973. A diferencia de Bilderberg, la Trilateral organiza encuentros a los que invita a personalidades de Oriente, concretamente Japón. Esta organización agrupa a más de 200 personas oriundas de las elites industriales y económicas de EEUU, Japón y Europa Occidental. Se la considera el “brazo político†de Bilderberg porque sus reuniones se acompañan de cierta publicidad. Existe una presencia “cruzada†y permanente entre quienes asisten a las reuniones del Club de Roma, de la Comisión Trilateral y del Council of Foreign Relations.
Sin duda, el más notorio de esos cenáculos es el Bohemian Club, cuyo lanzamiento data de 1879. El Bohemian propone una suerte de “retiros festivos†durante los cuales los participantes, los dos presidentes Bush, Kissinger, Colin Powell, deben mostrar sus talentos escondidos de músicos, actores o cómicos. Las mujeres y los periodistas están proscritos. El Bohemian Club organiza “seminarios†en California invitando a millonarios norteamericanos y a personas provenientes de 12 países. Cincuenta de sus miembros son directores de alguna de las 1000 compañías que figuran en la lista de la revista Fortune, funcionarios del gobierno o consejeros de mucho peso. “Weaving spiders not come hereâ€, dice la divisa del Club. Una serie de investigaciones indican que el proyecto Manhattan, la piedra piramidal de la bomba nuclear lanzada en Hiroshima, fue concebida entre sus muros en 1942. Todos los grandes industriales, financistas y políticos norteamericanos pasaron por esos seminarios. Aunque oficialmente la cumbre tiene por objeto celebrar “el espíritu bohemioâ€, lo que ocurre allí adentro suele escapar a la razón. Además de las representaciones teatrales o musicales de los invitados, sus miembros inician las sesiones con un espectáculo denominado “la incineración de las preocupacionesâ€, un rito durante el cual se incendia una lechuza de dos metros. El Bohemian Club suscita aún hoy muchos interrogantes debido a las denuncias sobre prácticas satánicas, violaciones y cultos extraños que se practican.
El Skull and Bones funciona con un esquema similar. Es una orden selecta constituída por los miembros de las familias más poderosas del sistema norteamericano. George W. Bush fue uno de los primeros en reconocer que formaba parte de esta curiosa institución que ha ejercido una influencia considerable dentro de EEUU. Según Anthony Sutton, autor de una investigación sobre Skull and Bones (“La red secreta norteamericanaâ€), la orden ha ejercido una “cadena de influencias a la vez verticales y horizontalesâ€, particularmente dentro del sector bancario y financiero de los EEUU.
Bilderberg, el Bohemian Club, la Comisión Trilateral, el Club de Roma, tal vez no constituyan organizaciones o grupos cuya meta consiste en organizar un complot mundial pero si aparecen como círculos donde el gran poder negocia las políticas globales a la sombra de los debates públicos y de la democracia.
Gran parte de la centralización del poder que se está llevando actualmente a cabo en el mundo puede atribuirse a los acuerdos del grupo Bilderberg. “No establecen la política mundialâ€, en opinión de Denis Healy, uno de los fundadores de Bilderberg, “sino simplemente debaten la línea de la política a seguir con las personas que la hacen realidadâ€.
Según una fuente del grupo, “los acontecimientos mundiales no ocurren por casualidad: están pensados para que sucedan…y la mayoría de lo que sucede está dirigido por los pocos que manejan el poderâ€.
Todas las instituciones europeas que han formado la unidad del Viejo Continente, desde la Comunidad Europea del Carbón y del Acero o el EURATOM, hasta la Comunidad Europea, fueron concebidas, diseñadas y convertidas en realidad dentro del grupo Bilderberg.