Si alguno de ustedes, estimados lectores es valiente, intrépido, audaz y quiere jugar a la “ruleta rusa” que supone hoy en día abrir un negocio, les voy a proponer algo que no deberían hacer, algo que se ha hecho recientemente en Europa y que explica claramente nuestra realidad actual y lamentablemente nos hace vislumbrar un futuro negro, muy negro mientras quien tiene que tomar decisiones, no tome las adecuadas. Verán…

Ustedes han oído eso de que en épocas de crisis es cuando hay que arriesgar y todo eso no… pues bien, abren ustedes un bar, pidiendo un crédito a su banco de confianza, la afluencia de clientes es buena, pero toman una decisión estratégica, que copian de alguna entrevista a algún gurú económico en el periódico de su provincia, “en épocas de crisis en necesario aumentar las ventas”, ustedes analizan su negocio y deciden permitir a sus clientes consumir en su bar todo lo que quieran y que abonen la consumición después. Como es lógico el consumo aumenta, y ustedes eufóricos por el resultado de su decisión, mantienen la promoción y encima hacen publicidad en los medios de comunicación. En consecuencia, más personas llegan a su bar y ustedes incipientes empresarios ávidos de beneficios deciden “ganar más” y suben el precio de los licores, mientras que los clientes siguen debiendo el pago.

Los responsables del banco que le concedieron el crédito para abrir el negocio, expertos en la contabilidad virtual y en presentar como beneficios conceptos que el sentido común dice que no lo son, notan que las deudas acumuladas de sus clientes son unos activos de gran valor, por lo que deciden de manera unánime, claro está, ampliar los créditos que ustedes han solicitado para poder hacer frente a sus pagos. Los responsables del banco, expertos en generar beneficios, convierten esos activos en “bebida-bonos” y “alco-bonos”, los cuales pasan a comercializarse en el mercado internacional. A nadie parece importarle si están garantizados, el banco ha presentado públicamente que estos “bono-bebidas” representan activos de alto valor. Nadie comprende lo que significan esos nombres tan raros que les han puesto a esos bonos, pero como los precios de las bebidas siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente. Mientras duraba esto, el propietario del bar vivía muy por encima de sus posibilidades reales, el banco repartía dividendos por doquier…pero un buen día, el asesor de riesgos financieros de la entidad bancaria (asesor, que por cierto despiden al poco tiempo a causa de su pesimismo) decide que ha llegado el momento de demandar el pago de las deudas de los clientes de su bar. Pero claro, estos no pueden pagar, ustedes no pueden hacer frente a su préstamo bancario y entran en bancarrota. Los “bebida bonos” pierden un 95% de su valor y los “alco-bonos” van algo mejor ya que sólo caen un 80%.

Pero claro, resulta que las empresas que suministraban a su bar, que le dieron largos plazos para los pagos y que en vista de la publicidad del banco, adquirieron bonos cuando el precio empezó a subir, se encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota y el de cerveza tiene que vender su negocio a la competencia.

En esta situación, el Gobierno interviene, pero para salvar al banco, y no se le ocurre más que introducir un nuevo impuesto muy elevado que pagarán los abstemios. A los abstemios esto no les gusta y empiezan las protestas.

¿Les suena esta historia? ¿Se dan cuenta ahora de hacia dónde va esto?

Y es que mientras los Gobernantes no estatalicen sólo las deudas públicas, las de todos nosotros, y dejen de lado las estrategias inversoras suicidas de algún que otro gurú o grupo económico, para camuflar o falsear sus ejercicios, no vamos a tener y padecer más que recortes y apretones de cinturón.

Que conste que hoy no quería hablar de la crisis, pero… es lo que hay.


Salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar.