Por Matthew Lynn
La vejez se anuncia mediante varias señales bien conocidas: los policías parecen más jóvenes, la música pop es una porquería y cada vez cuesta más entender por qué todo el mundo quiere ese nuevo artilugio que vuela de las estanterías. Pero hay otra señal con la que no contaba, que los gurús del capital tampoco son lo que eran. Bill Gross, la estrella de Pimco, pide disculpas a los clientes por sus errores.
En las últimas semanas hemos descubierto que John Paulson, uno de los pocos gestores de dinero cuya reputación mejoró tras la debacle de las hipotecas basura, es tan falible como los demás. Y aquí en Londres, uno de los gestores de fondos más conocidos del país, Anthony Bolton, de Fidelity, se las ve y se las desea con un fondo de inversiones muy publicitado.
Por lo visto, ya nadie puede ganar dinero como lo hacían grandes nombres como George Soros, Warren Buffett o Julian Robertson. Tal vez sea mala suerte. O, tal vez, algo más interesante está pasando.
Quizá estemos entrando en una era en la que ya no hay verdaderos gurús del capital, definidos como aquellas personas excepcionales, que son capaces de ganar al mercado una y otra vez. Y es que estamos en un mercado bajista a lo japonés que podría durar 30 años. Y también es porque los mercados los dirigen los poderes políticos (y aunque algunos personajes muy listos son capaces de interpretar bien los mercados, nadie es capaz de comprender los sistemas políticos).
Dos víctimas ilustres
La volatilidad de los últimos meses ha causado varias víctimas de alto nivel. La mega apuesta de John Paulson contra las hipotecas basura le convirtió en una estrella del sector de la inversión (y en uno de los hombres más ricos de los últimos años). La revista Forbes calcula su valor neto en 15.500 millones de dólares.
Sin embargo, este mes los fondos que gestiona Paulson & Co. han acusado pérdidas importantes. Su fondo dedicado a invertir en oro perdió el 16 por ciento en septiembre, mucho más que la caída del 11 por ciento en el precio del metal. Su fondo de recuperaciones perdió el 14 por ciento ese mismo mes y ha bajado un 31 por ciento este año. El Fondo Paulson de Ventajas ha bajado algo más en lo que va de año.
Las cifras son decepcionantes para cualquier gestor de dinero, pero para una estrella como Paulson, son una catástrofe. En el Reino Unido, Anthony Bolton ha sido uno de los pocos gestores de dinero que ha contado con seguidores fieles.
Su fondo de Fidelidad para Situaciones Especiales generó una rentabilidad por encima de la media durante años. Cuando abandonó la jubilación el año pasado para lanzar el nuevo fondo de inversiones Fidelidad para Situaciones Especiales en China, los inversores se lanzaron en estampida hacia el nuevo vehículo.
¿Bolton y China? ¿Un seleccionador estrella de títulos en la economía de mayor crecimiento del mundo? ¿Qué podría salir mal? Pues, por lo visto, mucho. La semana pasada, el precio de las acciones había caído un 37 por ciento en lo que va de año, frente al bajón del 28 por ciento de su índice de referencia, MSCI China.
Hemos mencionado dos nombres de alto nivel, pero tanto en el campo de los gestores tradicionales de fondos como los fondos de cobertura, la rentabilidad ha sido decepcionante. Los fondos de cobertura perdieron una media del 5,2% en septiembre, según un estudio de Bank of America.
¿El fin de los gurús clásicos?
Hasta ahora, siempre había unos cuantos gurús del capital que parecían tener un toque mágico. Gestores de dinero como Buffett, Soros o Robertson (el fundador de Tiger Management) navegaron por los mercados con seguridad durante los ochenta y noventa.
Es cierto que su rendimiento no fue infalible y hubo algún que otro año malo, pero permanecieron durante más de dos décadas, ganando al mercado con una constancia que sugería algo más que buena suerte. Por el camino, atrajeron a ejércitos de inversores leales, que les vigilaban a cada paso. Pensaban que si seguían a Soros o a Buffett, no se podrían equivocar mucho. Y por lo general tenían razón.
Ya no queda nadie como ellos. De vez en cuando una figura como Paulson brilla con un reclamo espectacular, la gente empieza a pensar que podría ser el nuevo Soros, pero justo después tiene un año decepcionante y su reputación se desvanece. Tal vez sea sólo mala suerte. Hasta los mejores inversores tienen de vez en cuando un año podrido. Y hasta los más tontos tienen razón alguna vez.
La política mueve los mercados
Pero queda otra posibilidad más interesante. ¿Y si los gurús del capital ya no fueran capaces de ganar constantemente al mercado? ¿Es posible? Hay varias razones que lo justifican. En primer lugar, parece que hemos entrado en un mercado bajista a lo japonés que podría prolongarse durante veinte o treinta años. En Gran Bretaña, el índice FTSE-100 alcanzó su punto álgido (6.930) allá por diciembre de 1999. Doce años después, se sitúa por debajo de 5.400 y tambalea. Nadie cree realmente que se puedan recuperar aquellos máximos históricos en uno o dos años.
El índice alemán DAX batió su propio récord (8.136) en marzo de 2000, volvió a superar la barrera en 2007 y acto seguido se hundió. Lo mismo ocurrió con el Dow y el S&P 500. En realidad, llevamos más de una década en un mercado bajista que no tiene visos de acabarse en un futuro próximo. En un mercado bajista, es prácticamente imposible superarse: un año se tiene suerte, el siguiente nos hundimos.
En segundo lugar, los mercados financieros están dirigidos por políticos. Que los bancos centrales impriman dinero o los gobiernos rescaten bancos es lo que decide si los precios de los activos suben o bajan. Las decisiones tomadas en los congresos y senados cuentan mucho más que lo que se decide en los consejos de administración. Y eso marca una diferencia.
Aunque unos cuantos son capaces de predecir las tendencias en los mercados libres, es imposible prever lo que harán los sistemas políticos porque son inestables por naturaleza y, por lo tanto, impredecibles. La cruda realidad es que ni los seleccionadores más avezados pueden ganar dinero en esos mercados. Y eso sugiere, preocupantemente, que no queda mucha esperanza para el resto de los mortales.
Foro de bolsa, un saludo.