Siguen y siguen los recortes, o reformas que llaman desde la cúpula del poder con aparatoso eufemismo. Pero ellos, los políticos, no se recortan nada, los miembros de los consejos de administración de las empresas del Ibex 35 tampoco. Miren ustedes que sabemos que esto de la política genera cuantiosos gastos. Pero los sacrificios siempre nos tocan a los mismos, que somos ustedes y yo: ellos jamás se sacrifican por nada. Supongo que en ningún manual del buen gobierno se dice que a la prédica desde el poder le sigue, forzosamente el ejemplo. Hay quienes lo reclaman por civismo, por moralidad. Yo, de reclamarlo, que lo reclamo, prefiero que sea por vergüenza ajena esa que hace mucho los políticos demostraron no tener… salvo excepciones.
Hoy quiero mencionar una tal singularidad en el comportamiento de los políticos que nos representan. Y quiero hacerlo porque en esto de la representación hay aun mayor desvergüenza que en los recortes de los que ellos siempre se salvan. En pura teoría, las papeletas que los ciudadanos introducimos en las urnas, cada cuatro años, sirven para elegir a aquellos de entre nosotros a quienes deseamos delegar la responsabilidad cívica más elemental. Pero en la práctica, una vez que son elegidos, lo único que hacen es seguir estrictamente las normas del partido y pobre del que discrepe.
Pues verán hay un senador en León que ha discrepado. Por coherencia, por convicción, por pundonor. La causa ha sido la retirada de las subvenciones a la minería regional. Y por todo ello, por defender a quienes legítimamente le otorgaron el voto, a Juan Morano, que así se llama el díscolo senador que ha osado contrariar la férrea dictadura de su partido, le han suspendido la militancia (amen de juzgarle la persona menos grata que ha parido madre) los mismos que indultaron a políticos corruptos, que nos dejaron a dos velas, no hace tanto, los mismos que indultan a los defraudadores, los mismos que nos estrujan a impuestos sin contemplaciones, los mismos que nos mienten un día si y otro también hasta que alguien en Bruselas se pone frente a un micro para decirnos las verdades del barquero que ellos esconden.
Imagino que esto es lo que encierra la democracia representativa que nos dictan desde los escaños del parlamento, del senado, y de donde sea: mentiras, despilfarros, irresponsabilidades, intereses, ocultaciones, indecencia y falsedades, todo menos lo más elemental que no es sino la defensa lógica de quienes damos el callo cada mañana al despertar para que ellos puedan seguir jugando y las cosas poco a poco vayan resolviéndose: ¿o alguno de ustedes cree aun que esto de la crisis nos la van a solucionar otros?
Javier Sabadell.
Salud y suerte, ya ni menciono las inversiones, no vamos a tener ni puta pela.