¿Víctimas o culpables? ¿Cómo habría que juzgar a aquellos que negaron la burbuja inmobiliaria? Ahora que el sector está herido de muerte, el mensaje de quienes defendían la fortaleza del ladrillo ha cambiado radicalmente. No obstante, la responsabilidad no debería quedar solo en promotores y políticos. Gran parte de la sociedad tiene que entonar también el mea culpa por pensar que los precios de la vivienda nunca bajan.
Estefanía Fonseca / www.invertia.com
Lunes, 26 de Marzo de 2012
María Antonia Trujillo encabeza la lista de arrepentidos del ladrillo. La que fuera titular de la cartera de Vivienda en la primera legislatura de Zapatero calificaba de “irresponsables” a aquellos que decían, que en España existía una burbuja inmobiliaria allá por 2004. Once años después y lejos del orbe del ministerio, Trujillo se sinceró hace unos meses en una entrevista con Idealista.com.
La ex responsable de vivienda reconoció que cuando ella se puso al frente del nuevo ministerio, ya se sabía cuál era el problema de España. “No era una cosa nueva: el país no podía crecer indefinidamente a través del sector inmobiliario”. “Aquí vivía de la vivienda desde el ciudadano de a pie, hasta el político o el periodista, vivía toda la gente de la vivienda porque era un mercado especulativo en 2004”.
Trujillo se atrevió incluso a afirmar que el precio de la vivienda debe caer un 50% desde máximos porque a su juicio, el valor de los inmuebles no ha bajado casi nada. La profesora de derecho cree que el país cuenta con viviendas suficientes para los próximos 10 años. “España, hoy por hoy, no tendría necesidad de construir nada más.
Los promotores también han cambiado su versión de los hechos. Si bien en 2008 el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), José Manuel Galindo, aseguraba en una entrevista a Telemadrid que los precios de los pisos no iban a bajar, hoy el mensaje es muy diferente.
“La nueva situación nos está conduciendo a que se tarde más en vender pero, al menos en la vivienda nueva, los precios se van a mantener. Los pisos no se terminan de construir en dos días (…) Me atrevería a decir que no esperemos ajustes de precio a la baja porque no los vamos a ver”, manifestó en la cadena de televisión. Pero Galindo falló en sus previsiones. La patronal a la que representa ha reculado y cifra ahora la caída del precio real de la vivienda en un 23% desde sus máximos. Es más, la patronal vaticinó hace unos meses un ajuste adicional en los precios de los pisos del 5% para 2011.
El que fuera máximo responsable de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE), Guillermo Chicote, declaraba en la época del boom inmobiliario que los precios de las viviendas no van a bajar nunca. “Una cosa es bajar y otra es que no suban tanto. Por ahí sí tienen que ir las cosas. Lo normal es que la situación se vaya regulando sola y los pisos suban entre un 5% y un 7%, pero no el 10% o el 12%, como está ocurriendo”. “Otra de las razones que indica que los pisos no van a bajar es que no se ven stocks en ningún sitio. En el sector inmobiliario ni hay crisis ni demasiados pisos. Al contrario, hay una necesidad grande de construir más pisos”, aseveraba en un artículo publicado por El Mundo.
Chicote hizo estas declaraciones en 2006. En aquel año, se iniciaron en España 664.923 viviendas libres frente a las 63.090 de 2010, según el Ministerio de Fomento. Ante el desplome del mercado inmobiliario, los promotores han optado por revisar sus datos y estiman ahora que el país necesita construir 300.000 viviendas anuales.
El ejercicio de penitencia y arrepentimiento se repite entre las grandes inmobiliarias. El presidente de Testa y recientemente nombrado responsable del G-14, Fernando Rodríguez-Avial, repetía en 2007 que los precios no caerían. En concreto, Rodriguez-Avial dijo que la vivienda media no ha bajado nunca, ni en los peores momentos en un foro titulado “Situación real del mercado inmobiliario”. El G-14 prefiere hablar ahora de un ajuste “selectivo” tras la reforma financiera.
También Realia ha tenido que claudicar ante la situación del ladrillo. Ignacio Bayón, presidente de la cotizada reconocía el año pasado los descuentos que estaban realizando los promotores. “No conozco a ningún insensato que no haya bajado un 30 % los precios de los inmuebles y un 50% los del suelo”. Unas palabras que contrastan con las realizadas unos años antes por Iñigo Aldaz, director general del grupo controlado por FCC y Bankia, cuando le preguntaban por la burbuja. “Nos encontramos ante un mercado que está experimentado un significativo crecimiento (…). La tendencia es que el mercado se mantenga sólido, con un número de viviendas construidas al año que se acerque más a criterios de normalidad y asistamos a una desaceleración en el aumento de los precios”.
Fernando Martín, presidente de Martinsa-Fadesa era otro de los que apostaba que los precios de las viviendas nuevas no caerían. A día de hoy, Martinsa-Fadesa ofrece en su página web viviendas en la urbanización Costa Esuri en Ayamonte (Huelva) a 70.000 euros, un 58% menos en comparación con el precio que tenían anteriormente.
El que fuera presidente de La Caixa, Ricard Fornesa, se sorprendía en 2003 cuando le preguntaban sobre la burbuja inmobiliaria. “¿Burbuja? Los hechos demuestran lo contrario. No solo hay demanda, sino que los precios aumentan. La demanda excede la oferta”. La visión de la entidad ha girado 180º. En la presentación de resultados de CaixaBank en 2011 su actual presidente, Isidre Fainé, aseveró que los activos inmobiliarios se han depreciado en España una medida del 35% desde el inicio de la crisis. En el caso de la vivienda, Fainé añadió que esa pérdida podía llegar hasta el 60%.
El declive del ladrillo también fue inesperado para CB Richard Ellis. El director del Departamento de Residencial, Juan Manuel Pedro, aseguraba en 2005 que en España no se iba a producir un desplome en el precio de la vivienda. En su último informe sobre el sector la consultora destaca que las caídas de precios continuarán. Es más, el director general de residencial y entidades financieras, Nicolás Llari de Sangenís, confesó el año pasado en un encuentro digital con los lectores de El Mundo que el mercado de la vivienda tardará cinco años en volver a funcionar de forma normal y libre.