Por… Beatriz De Majo C.
Las mujeres chinas gastan en artículos de lujo el doble de lo que gastan los hombres, tanto en los Estados Unidos como en Europa. La constructora de vehículos Maserati acaba de dar a conocer cifras de acuerdo a las cuales el 30% de sus compradores en China llevan faldas, lo que resulta ser un porcentaje inusualmente alto si se compara a Occidente, en donde esa proporción alcanza apenas a 2 o 3% en los países ricos. También resulta algo excéntrico que en un país en donde el consumo de alcohol socialmente no es bien visto, las mujeres chinas se hayan incorporado al mercado de bebidas etílicas con una agresividad mucho mayor que en sociedades en las que tomar es una costumbre arraigada. Las agencias de publicidad, quienes mejor entienden el comportamiento de los consumidores, son de la opinión que estas inclinaciones en el sexo débil responden justamente a la necesidad de aparentar una fortaleza que cultural y hasta socialmente les ha sido negada. De igual manera, es esta forma de actuar la que lleva al género femenino a adquirir artículos de lujo de una manera ostensible en la gran nación asiática. Muchas veces es el deseo de imitar a otras mujeres percibidas como poderosas lo que motiva a sus congéneres a adquirir lo que es caro o percibido como distinguido o elegante. Y en China las mujeres ultra ricas son bastante más abundantes que en ningún otro lugar. De hecho, el número de mujeres empresarias está creciendo y con particular éxito: más del 50% de todas las mujeres multimillonarias en el mundo se encuentran en China
La razón de ser de estos comportamientos frente al consumo ha comenzado a interesar crecientemente a las grandes firmas con marcas mundiales de alta gama. Pretender que la consumidora de productos de belleza en Beijing actúa con la misma carga de estereotipos de una parisina o neoyorkina puede causar profundas distorsiones en la colocación de los artículos que la sofisticada clienta adquiere en otros sitios del planeta.
Hace apenas semanas el Instituto de Investigaciones Hunrum dio a conocer un “white paper” en el que devela el porqué de las inclinaciones de los consumidores de chinos a hacerse de artículos de lujo, entre los cuales la mujer, en ocasiones, lleva la voz cantante. China ha alcanzado el segundo sitial como consumidor de artículos de “alto poder” en el planeta y además, constituye el mercado de más rápido crecimiento. Este segmento de gente ávida de exclusividad, comprende allí un público de millonarios o de consumidores de economías holgadas que dedica a estas compras una cuarta parte de su portafolio de gasto anual que asciende a 250.000 dólares. Ya estas cifras son harto significativas pero es bueno saber que tan sofisticado mercado crece a razón de 18% anualmente y alcanzará en tres años un volumen anual de 27.000 millones de dólares. Ese será el momento en que sobrepasará al Japón.
Más les vale, pues, a las grandes casas de marca de espectro planetario, las que tienen una mina por explotar aun en el mercado chino, entender por qué un bolso italiano es percibido allí como más exclusivo que uno francés y por qué los hombres chinos gastan tres veces lo que gasta el sexo opuesto en marroquinería.
Suerte en sus inversiones…