Por... Javier Pastor
Un grupo de ingenieros mecánicos en la Universidad de Stanford en California ha desarrollado unos diminutos robots que son capaces de arrastrar objetos que pueden llegar a tener hasta 100 veces su peso mientras trepan por las paredes, pero en superficies con menor inclinación ese logro es aún más impresionante.
El secreto reside en los "pies robóticos" de estos desarrollos, que está inspirado en los gecónidos (geckos), los pequeños reptiles cuyas habilidades para trepar son legendarias. Estos robots tienen unos adhesivos con una serie de espigas de goma que permiten que se agarren firmemente sobre las paredes.
Hasta 2.000 veces su peso
Al aplicarse una presión esas espigas se doblan, incrementan su área de contacto y por tanto su resistencia en esa adhesión. Cuando el robot retira el pie, esas espigas vuelven a su estado normal para permitir ese movimiento. Las aplicaciones son enormes por ejemplo en ámbitos como la construcción o los rescates y emergencias.
El resultado es unos mini-robots con una fuerza asombrosa: uno de los modelos, con un peso de tan solo 9 gramos, era capaz de arrastrar un objeto de más de un kilogramo mientras ascendía por una pared. Otro de esos pequeños robots pesaba tan solo 20 miligramos -de hecho, fue fabricado gracias al uso de un telescopio y al uso de unas pinzas para poder ir colocando sus piezas- pero era capaz de arrastrar un clip convencional, que pesa aproximadamente 500 mg.
Sin embargo el mini-robot forzudo por excelencia es de momento el bautizado como μTug. A pesar de contar con un peso de tan solo 12 gramos, es capaz de arrastrar un objeto con un peso hasta 2.000 veces superior. Según David Christensen, uno de los miembros del equipo de Stanford, es algo "similar a que tú pudieses arrastrar una ballena azul".