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Autor Tema: Una empresa belga implanta chips a sus trabajadores  (Leído 512 veces)

Scientia

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Una empresa belga implanta chips a sus trabajadores
« en: Febrero 20, 2017, 07:29:59 pm »
http://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/8164842/02/17/Una-empresa-belga-implanta-chips-a-sus-trabajadores.html

Una empresa belga implanta chips a sus trabajadores


Implantarse un microchip de identificación bajo la piel es, para algunos, el siguiente paso natural hacia el "internet de las cosas" y una puerta hacia un futuro en el que la tecnologí­a estará al servicio del ser humano, directamente incrustada en su cuerpo.

Para otros, que una empresa proponga a sus empleados que se injerten en el organismo una "cápsula" para abrir puertas o acceder al ordenador supone una píérdida de libertad y privacidad en una carrera hacia una sociedad donde la tecnologí­a, al servicio de Gobiernos y empresas, sirve para controlar a los ciudadanos.

"No somos Gran Hermano y no podemos rastrear a nuestros empleados con el chip (...) Es solo una manera más fácil de abrir las puertas o acceder a tu ordenador. Es completamente voluntario", explica a Efe Tim Pauwels, socio director de NewFusion, una empresa belga de software especializada en marketing digital que ha implantado un chip a varios de sus empleados.

El dispositivo, similar al que se utiliza para identificar a las mascotas, consiste en una funda de cristal poco más grande que un grano de arroz con tecnologí­a de identificación por radiofrecuencia (RFDI) y una memoria de 868 bytes.

La tecnologí­a RDFI puede ser activa, cuando emite señales rastreables y cuya aplicación es corriente en almacenes industriales o en la ganaderí­a, o pasiva, como la que hicieron implantar en diciembre en siete de los doce trabajadores de NewFusion.

En el caso de los seres humanos, el chip se inserta en la mano, entre el í­ndice y el pulgar, y funciona como una matrí­cula cuyo número de serie puede cambiarse desde una aplicación del telíéfono móvil. No contiene ningún dato del usuario y no emite señales que permitan localizarle, sino que sustituye a las tarjetas personales comunes en muchas compañí­as.

"Los que no quieren el chip pueden utilizar la tarjeta. Algunos de nuestros empleados, especialmente mujeres, usan un anillo o un brazalete con la misma tecnologí­a dentro", comenta Pauwels.

El chip se puede adquirir en China desde 20 cíéntimos de euro la unidad, pero los que escogieron en NewFusion se fabrican en Estados Unidos, cuestan 100 euros y vienen con un set de instalación esterilizado.

Lo implanta un tatuador con una jeringuilla del mismo calibre que las que se emplean para donar sangre. Se siente el pinchazo, dicen, pero despuíés el dolor desaparece y queda una pequeña marca en la piel, aunque en algunos casos se puede distinguir el implante en forma de pequeña protuberancia.

"No puedes rastrear a nadie porque no tiene GPS ni otro sistema de geolocalización" y "un profesional puede retirarlo o reemplazarlo fácilmente", subraya el fundador de NewFusion, Vincent Nys, que considera "ingenuo pensar que nuestra localización y nuestra privacidad son seguros".

"Si caminas por Londres, te pueden rastrear todo el tiempo a travíés de las cámaras de seguridad. Lo mismo con el telíéfono... Deberí­a abrirse un debate sobre quíé información aceptas compartir con el mundo y cuál no, en lugar de que gobiernos o grandes organizaciones como Facebook o Google decidan lo que hacen con tus datos", añade Nys.

La idea en esa empresa belga de Malinas, situada entre Bruselas y Amberes y con una plantilla joven y una cultura abierta a la innovación, surgió "de los empleados que perdí­an su tarjeta para abrir la puerta".

La compañí­a ya utilizaba ese tipo de tecnologí­a inalámbrica en algunos de los productos que diseñan y les pareció "natural" aplicarlo a sus propias oficinas. Y de paso beneficiarse del impacto mediático de la maniobra.

Otras aplicaciones
El empresario apunta a otras aplicaciones potenciales de estos chips, como sustituir a los pasaportes, las tarjetas bancarias y abonos de transporte o incluir información míédica que para conocer el tipo sanguí­neo de un herido inconsciente al que hay que atender urgentemente, o si es alíérgico a algún medicamento.

Se puede incluso imaginar un futuro con implantes más avanzados que midan parámetros míédicos en tiempo real, como el azúcar en la sangre de un diabíético o la presión arterial en alguien con problemas cardiovasculares.

"Quizá con el tiempo sea muy útil, pero con las aplicaciones que tiene hoy en dí­a... no me convence. No tengo en casa nada que funcione con esa tecnologí­a y para el trabajo prefiero seguir utilizando mi tarjeta para abrir las puertas", explica Tom, uno de los empleados de NewFusion que rechazó implantarse el chip.