Por... CHARLIE DEVEREUX
La devaluación monetaria anunciada el jueves por el presidente venezolano Hugo Chávez fue ``demasiado tímida'' para apuntalar las rentas del Gobierno y achicar el díéficit fiscal, porque el bolívar sigue infravalorado, dijo Goldman Sachs Group Inc.
El Gobierno debilitó el tipo de cambio para los llamados bienes esenciales como los alimentos y las medicinas en un 40 por ciento, a 4.3 bolívares por dólar, unificando así sus dos tipos de cambio fijos para tratar de sacar la economía de una recesión, dijo ayer el ministro de Finanzas Jorge Giordani. Las importaciones de bienes esenciales se compraban previamente a 2.6 bolívares por dólar.
Si bien la devaluación aumentará el valor en bolívares de las exportaciones de la compañía petrolera estatal, Petróleos de Venezuela SA, la medida es demasiado marginal para aumentar la renta fiscal lo bastante como para reducir el díéficit, dijo Alberto Ramos, economista latinoamericano en Goldman Sachs en Nueva York. El Gobierno registró un díéficit de 58,200 millones de bolívares, o $13,150 millones al tipo de 4.3 por dólar, en los 11 primeros meses del año, según la Tesorería Nacional.
La devaluación ``no es lo bastante profunda'' y no ``corregirá la valoración excesiva real de la moneda'', dijo Ramos en una entrevista telefónica. ``Unificar las dos tasas monetarias es una buena medida, pero pienso que es un cambio relativamente tímido'', dijo.
Giordani, hablando ayer por la televisión estatal, dijo que la medida contribuirá a sacar al país de la recesión. La economía se contrajo en el 2010 por segundo año consecutivo al aumentar la escasez de divisas y bajar la producción de petróleo, dijo el Banco Central de Venezuela en un informe publicado ayer en su página de Internet. Venezuela es el único de los países latinoamericanos grandes que se encuentra en una recesión.
La decisión llega siete meses despuíés de que Chávez suspendiera las transacciones en divisas en mayo en el mercado no regulado siguiendo a una caída del bolívar que lo llevo a 8.2 por dólar. Chávez desmanteló el mercado no regulado --llamado mercado de divisas paralelo-- administrado por corredores de divisas.