Si el mercado laboral español ya era una trinchera -donde nadie se podía mover debido a todas las penalizaciones socialistas-, ahora el Gobierno ha sabido dar una vuelta de tuerca más para conseguir un alto y perpetuo nivel de desempleo. ¿Cómo? Ampliando el subsidio de paro seis meses más. ¿Por qué seis meses en lugar de uno u ocho? ¿Dónde está el límite?
Ampliar el período del subsidio significa muchas cosas y ninguna de ellas beneficiosa:
- Más tiempo de subsidio es igual a más tiempo en el paro, por lo tanto, menos tiempo ocupado. Parece obvio, pero los socialistas no lo entienden. Está directamente relacionado con los incentivos humanos. Cuando en el colegio el profesor, ante la masiva petición de los alumnos de posponer un examen, lo dejaba para la semana siguiente, todos nosotros lo primero que hacíamos era ir al cine. Al final, siempre acabábamos igual, estudiando la última noche hasta las tantas. Si se alarga el subsidio de desempleo, el parado, involuntariamente, se relaja. Especialmente los que acaban de entrar en la lista. No hay vuelta de hoja: a más subsidio, más prolongado el desempleo.
- El hombre común tiende a considerar que las crisis son como un temporal. Puede llover y tronar durante días, pero al final siempre sale el sol sin que nadie haga nada arreglándose todo rápidamente. El problema es que la meteorología y la economía son ciencias totalmente diferentes que no tienen nada que ver. Las crisis no duran un tiempo determinado y luego, como por arte de magia, viene la bonanza. De la crisis sólo se puede salir de dos formas. Una, buscado la alta productividad, bajando precios (salarios incluidos) e innovando en aquellos sectores que más demanda la gente. La otra, esperando a que el resto de países superen la crisis y gracias a la inercia del comercio internacional, salgamos de ella a rastras. Ésta es la solución del Gobierno: ser los últimos en salir de la crisis. Es el camino más doloroso y largo; pero políticamente el más fácil, el que más votos da por ser el populista. No es buena garantía ni para el presente ni para el futuro.
- Un país que penaliza el trabajo con todo tipo de barreras “sociales” y favorece con contra-incentivos estatales el parasitismo, inevitablemente ha de tener una baja productividad. Efectivamente, España está a la cola de Europa en productividad. Una medida como prolongar más el subsidio de paro es un lastre para mejorar este punto.
- Pensar que el Estado es la solución a la crisis muestra una sociedad poco madura e irresponsable que aún cree en una especie de “rentismo social”. No pretende vivir de las rentas de una inversión particular, sino del capital de otras personas que voluntariamente trabajan para sí mismas pero que obligatoriamente lo hacen para otras a las que ni siquiera conocen. El rentismo social es parasitismo y constituye un asalto al trabajo de los demás.
- El subsidio de desempleo no genera riqueza, más bien al revés. Destruye capital. Mala receta en tiempos de crisis.
Si alguien ha salido realmente fortalecido de esta crisis son los gobiernos de todo el mundo. La dependencia del ciudadano hacia el Estado se expande día a día de forma incontenible. El remedio del Gobierno siempre es el mismo: populismo y crear un clima de inestabilidad económica para fortalecer el lobby más básico de cualquier democracia, el votante cautivo. Cuanto más pobre y desesperada esté la población, más socialista se vuelve y, por tanto, más dependiente del Gobierno.