Por  Michael Steinhardt

España se dirige hacia una larga y dolorosa deflación que va a manifestarse con niveles de desempleo espectacularmente altos, colapso del mercado inmobiliario e insolvencia bancaria generalizada.

El valor del grueso de los préstamos a los promotores inmobiliarios ha pasado de 33.500 millones en el año 2000 hasta los 318.000 millones en 2008. Un crecimiento del 850% en ocho años. Si además se añaden las deudas del propio sector de la construcción, el valor total de la deuda -viva- alcanza los 470.000 millones, casi el 50% del PIB español.

Muchos de esos préstamos terminarán siendo incobrables”.

Según los últimos informes, recoge este artículo, el volumen de activos tóxicos y, por lo tanto, las pérdidas a las que se enfrenta el sistema financiero español puede oscilar entre los 100.000 millones y los 200.000 millones de euros.

“Los bancos españoles se enfrentan ahora a un panorama muy sombrío. La tasa de paro supera el 17%, en la actualidad hay cuatro millones de parados y más de un millón de familias no tienen a una sola persona empleada. España e Irlanda han sufrido la mayor burbuja inmobiliaria del mundo, y ahora España cuenta con el mayor número de viviendas sin vender.

Ni siquiera ha comenzado a padecer lo peor“.