por Peio Ruiz
Este verano, es raro el día en que no veamos enfrentamientos verbales entre los políticos. Y sin embargo, ellos saben que para que una sociedad crezca sana, se necesita que ellos consigan entenderse. Hoy me gustaría apuntar que, una de las mayores lecciones que he podido aprender a la hora de relacionarme con las personas, es que existe una máxima que siempre debemos respetar: “Si quieres recoger miel, no deberías dar patadas a la colmena”.
Esta frase la he vuelto a leer en un libro de Dale Carnegie este verano, y pienso que es una de las reflexiones que mas me ayudaron en su día, cuando estaba creando mi primera empresa, ya que la frase tenía unas dosis de sentido común bestial. Sé que parece una tontería, pero creerme que he podido comprobar que esta máxima funciona cuando hablamos de establecer relaciones con diferentes proveedores, clientes e incluso compañeros en la empresa.
Y es que cuando uno tiene interés de que las cosas vayan bien, lo primero que debe hacer es acordarse que no está solo en el mundo, y que a los demás también les gusta que las cosas vayan bien. Y si lo pensamos bien, el éxito de los “enemigos mentales” que nos creamos, puede llegar a ser también un éxito para nosotros mismos. Benjamin Franklin, carente de tacto en su juventud, llegó a ser tan diplomático, tan diestro en tratar con la gente, que se le nombró embajador norteamericano en Francia.
¿El secreto de su éxito? Que el entonces presidente de los EE.UU. escuchó de sus labios una de las mayores afirmaciones creativas que la humanidad ha tenido: “No hablaré mal de hombre alguno y de todos diré lo bueno que sepa”, es decir que Benjamin Franklin entendía que, al final, un gran hombre demuestra su grandeza por la forma en que trata a los que los demás consideran “pequeños”.
Pienso que deberíamos detectar cuales son las aptitudes y actitudes que las personas que nos rodean son capaces de desarrollar y aportar, ya que se trata de “remar en la misma dirección”. Si no somos capaces de tener claro que, independientemente del color con el que uno simpatice, todos debemos cuidar este tren llamado “sociedad” para que consiga llegar a la próxima estación, pues algo estará fallando en el sistema.
No debemos olvidar de lo que “todos a una” somos capaces de crear, pero mucho me temo que no llegaremos a conseguirlo si vamos por ahí dando patadas a la colmena. Señores políticos y responsables de este tren: “Si quieren recoger miel, no deberían dar patadas a la colmena”