Muchas pueden se las causas y las raíces de la crisis financiera que estalló a mitades del 2007. Burbuja inmobiliaria, política de bajos tipos de interés por parte de los bancos centrales, políticas laxas de crédito por parte de la banca, aparición de instrumentos financieros demasiado complejos y un largo etc.. Sin embargo, probablemente, una de las principales causas empezó hace ya unas cuantas décadas, cuando el sistema financiero pasó de desempeñar el papel tradicional que le corresponde a impregnar y dominar todos los recovecos de la economía.
Para ver cómo han cambiado las cosas en 3 décadas, sólo es necesario ver cual era la posición de los bancos y del sistema financiero en la economía y cual es su posición o relevancia ahora. Desde 1970 a 2007 el sector financiero creció y se expandió mucho más rápido que la economía real en general, señal clara de que algo se está desmadrando cuando el sector que debe financiar a la economía real esta creciendo más rápidamente que esta.
En 1980, los activos financieros, acciones, bonos, y depósitos bancarios, representaban de media, el 100% del PIB en los países desarrollados. En 2007 en Japón, los EEU o el UK los activos financieros superaban en valor al 400% del PIB de estos países. Durante las últimas décadas el crédito también se expandió rápidamente superan más del 300% del PIB en muchos países desarrollados.
En el Reino Unido, en 1970 el beneficio obtenido por los intermediarios financieros representaba el 1,5% del total de la economía. En 2008, está cifra superó el 15%.
Algo no funciona o no puede acabar bien cuando los que están financiando la economía crecen más rápido que ella durante un periodo sostenido de tiempo. En el fondo es como si le estás dando créditos a alguien y el ritmo al que le otorgas los créditos crece más rápido que sus ingresos. Puede tener sentido que esto pase durante unos años, pero no durante unas décadas. Al final el que recibe este flujo creciente y sostenido de créditos es imposible que tenga capacidad para devolverlos, sólo con nuevos créditos podrá cubrir el pago de los ya otorgados.
Un estudio reciente de Andy Haldane y otra gente del Banco de Inglaterra, pone de manifiesto que lo que ha pasado en las últimas 3 décadas es una total anomalía. En los últimos 160 años, el valor bruto agregado por el sector financiero ha crecido de media un 2% por encima del crecimiento de la economía real en su conjunto. Pero como suele pasar con las medias, este crecimiento superior no fue precisamente uniforme.
Durante las dos décadas anteriores a la Primera Guerra Mundial, el sector financiero creció casi cuatro veces más rápido que la economía, fue la primera ola de la de la globalización, pero desde 1918 hasta la década de 1970, las finanzas se expandieron menos rápidamente que el crecimiento económico medio. Sólo a partir de 1970 el sector financiero volvió a vivir una época dorada de crecimiento y expansión irracional.
El problema al que nos enfrentamos ahora es que debemos ser conscientes que gran parte del crecimiento aparente en el valor agregado que hemos vivido en las últimas décadas ha sido ilusorio y se ha basado en un incremento del apalancamiento, en la creación de productos financieros exóticos y en una percepción de que la búsqueda de mayores tasas de rentabilidad no tenían asociadas un mayor riesgo.
Hay que regular la banca … la respuesta es SI, hay que regular también los mercados OTC. Pero olvidemos regulaciones demasiado complicadas, al final ni los reguladores saben como aplicarlas y sólo hacen que crezcan las legiones de asesores que se estrujan la cabeza para evitarlas. Hay dos medidas muy simples y claras que creo que podrían funcionar.
1) Exigir mayores requisitos de capital a las entidades financieras (obligares que sean más solventes).
2) Limitar a un máximo la rentabilidad sobre el capital que pueden obtener. No tiene sentido que obtengan ROE superiores al 20% y acabemos todos metidos en semejante berenjenal. Con esta medida limitaríamos considerablemente la avaricia. Cualquier beneficio que supere un determinado nivel de ROE sería devuelto a la sociedad vía impuestos o imposiciones a un fondo de garantía.