La crisis económica que estamos padeciendo es tan grave y tan profunda que sus efectos y consecuencias se harán notar mucho más allá del momento actual.
Estamos en periodo de gestación de un nuevo orden económico mundial, el nacimiento de este nuevo orden está próximo pero va a necesitar, creo yo, de una “cesarea” compleja, ya que el parto se presenta con muchas complicaciones.
Los mandamases de Reino Unido, Francia y Alemania, como “parteros” expertos se han puesto manos a la obra preparando el instrumental, la sala de partos y demás, pero entre los tres no tienen la fuerza suficiente para mover la rueda de los cambios y garantizar que el nacimiento sea exitoso. Este parto necesita de más miembros, la existencia de una moneda única en Europa exige el contar con (enfermeras diplomadas) más países, es imprescindible la presencia de algún asesor externo que a veces, éste es un caso, resultan ser los padres no tan secretos de la criatura (Estados Unidos), los japoneses son invitados forzosos y allí se presentarán con sus cámaras de fotos y creo que los países emergentes deberían de estar invitados, ya que cuentan con reservas de divisas abultadas y convenientes para hacer frente a esta situación y pagar de alguna manera la factura final.
De momento y fruto de este parto conjunto, se ven algunos cambios en la situación mundial, cosa desconocida hasta ahora. El secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, hizo firmar a los nueve banqueros más importantes del país (sin rechistar) su acuerdo con la incorporación del capital público a sus compañías, bueno en realidad esto se veía venir ya que por ejemplo en el caso de Morgan Stanley, sus tres principales accionistas son a día de hoy el mayor banco japonés, el fondo soberano de China y el Tesoro americano. ¿No les parece un gran cambio?
La entrada de capitales públicos tanto nacionales como extranjeros, va a modificar de manera sustancial el panorama mercantil, se van a inducir fusiones para generar grupos más grandes, ni que decir tiene que cambiará la estructura de la propiedad y su naturaleza jurídica. Todo esto va a llevar a los bancos principalmente a reorganizar el poder interno, ya que se va a poder utilizar o no el voto político parejo a la compra de acciones.
Los bancos van a tener que controlar a la fuerza, la utilización final del dinero público y acomodarse a un mundo global sin trabas ni fronteras, pero con legislaciones muy dispares.
Resumiendo, el nacimiento del nuevo orden mundial no puede ser desordenado, nada va a poder estar bajo control, los productos financieros deberán ser sencillos, con compromisos claros y riesgos escasos y conocidos.
Las relaciones de estas entidades con sus clientes también cambiara (a mejor), estarán obligadas a informarnos mejor, aunque esto no garantice un mayor conocimiento por parte de los clientes.
Y tengo una pregunta que aún no me atrevo a responder. ¿Cambiará la relación de estas entidades semipúblicas con sus accionistas? Teóricamente sí, las próximas juntas de accionistas deberían de ser mucho más duras, se deberían incluir reproches a sus mandatarios, por la mala gestión, sus remuneraciones deberían de ser revisadas y por supuesto ser mucho más razonables.
Pero creen ustedes que todo esto cambiará, que el verdadero poder cambiará de lugar, o son más partidarios de afirmar que el poder permanecerá donde está hoy en día es decir en el sillón del presidente que es el que controla las delegaciones.
Éste sí es un problema real y, por cierto, de muy difícil solución.
Salud y suerte en las inversiones. La vamos a necesitar.