Por John Stonestreet
Son las diez y media de una gélida mañana de invierno y Emanuela Scena está abriendo su tienda en el centro de Madrid. El suyo es uno de los muchos establecimiento con género de segunda mano abiertos en la capital española durante la crisis económica y está atestado hasta el techo con ropa, libros, CDs, y material eléctrico.
Pero a diferencia de otros, no acepta efectivo, sino que es parte de una economía de trueque de bienes y servicios que está ganando terreno a medida que el país se asoma a la recesión y aumentan las de por sí disparadas tasas de desempleo.
Encontrar vías distintas de hacer negocio ha llevado a las tiendas de dos ciudades españolas a buscar en el fondo de armarios y cajones una moneda que ya creían finiquitada en 2002.
“Cuando empezamos (en diciembre de 2010), España ya estaba en crisis. Al principio a la gente no le gustaba que todo lo que cambiábamos fuese de segunda mano, pero ahora lo entienden”, dijo Scena.
“Ábrete Sésamo” –“nos gustó la idea de que el nombre sugiriese la cueva de los tesoros de Alí Babá”, recuerda su propietaria– recibe ahora hasta 20 clientes diarios que consiguen productos a cambio de los puntos que ganan trayendo objetos personales y pagando una pequeña cuota de suscripción.
La gente también puede comprar puntos con euros, “pero les sale más caro porque queremos fomentar el trueque”.
Con una tienda así, Scena es una excepción dentro de una pequeña pero creciente economía paralela que se está viendo impulsada principalmente por una nidada de sitios de internet que viven de la publicidad y ofrecen plataformas para el intercambio en especie de prácticamente todo desde clases de idiomas a cuidado de perros, pasando por muebles y automóviles.
Además ha estimulado el descuento en el mercado de vivienda residencial en España, que se derrumbó en 2007 con el estallido de la burbuja inmobiliaria, inundando los balances de los bancos con una montaña de activos tóxicos y disuadiendo la concesión de nuevas hipotecas.
PROTEGER LA CAJA
Sabino Liébana, cuya compañía Atodatinta.com vende impresoras y accesorios para éstas en la red, es parte de la creciente comunidad de trueque entre empresas.
Durante 2010 pagó los 600 euros mensuales del alquiler de su oficina en Madrid con productos en lugar de dinero.
“Casi todo eran impresoras y cartuchos de tinta, y algunos ordenadores, dijo. “El casero me lo alquilaba al mismo precio que otros inquilinos. Yo le daba mis productos con descuento, pero nunca por debajo del precio de coste”.
A Liébana no le importaba asumir el descuento porque podía proteger mejor su flujo de caja.
“Debido a los problemas de liquidez, creo que (el trueque) es algo que cada vez emplearán más y más empresas, sobre todo en el sector servicios”, dijo, añadiendo que “prefería no decir” el beneficio que consiguió el año pasado con unas ventas de 500.000 euros.
Este empresario ha hecho cerca de una docena de transacciones en especie durante los últimos seis meses, la mayoría a cambio de publicidad y trabajos de diseño web y a menudo a través del portal de intercambios acambiode.com, con sede en Barcelona.
Fundado en España en 2001, el portal cubre la mayoría del mundo hispanoparlante, además de Italia y Portugal.
Tiene 310.000 clientes a escala global, la mayoría pequeñas empresas y profesionales de todo el espectro empresarial, y aumenta su base de clientes a razón de entre 2.000 y 3.000 al mes, dijo su director Jaime Martínez.
Los 67.000 usuarios que tiene en España sellan diariamente una media docena de transacciones de puro trueque o parte en efectivo, valoradas de media en unos 5.000 euros, lo que supone un volumen de negocio anual de unos 10 millones de euros.
El portal se expandió rápidamente cuando la crisis financiera golpeó en 2008 y ahora experimenta otra racha de crecimiento que Martínez espera se extienda mientras dure la crisis porque más empresas se fijan en la caja para mantenerse a flote.
“Estamos viendo mucha más actividad en España que en años anteriores”, dijo. “El trueque es otra forma de financiar tus compras si tienes problemas de liquidez, lo que significa que puedes guardar tu efectivo para asuntos más urgentes”.
Una cuestión obvia para el Gobierno es cómo mantener un registro del trueque. La Agencia Tributaria española no pudo arrojar mucha luz sobre cómo valorar fiscalmente el trueque, pero confirmó que este tipo de transacciones están sujetas a impuestos.
“Lógicamente la especialidad fiscal del trueque es la valoración de los bienes y servicios intercambiados. La legislación de todos los impuestos establece una normativa muy concreta para la valoración fiscal de bienes y servicios, siendo la más habitual el valor en el mercado”, dijo Luis González, portavoz de la Agencia Tributaria, sin entrar en detalle.
Martínez de Acambiode.com señaló que en su negocio, tanto las transacciones nacionales como las internacionales tributan como si fuesen en efectivo.
Pero José María Mollinedo, vicepresidente del sindicato español de inspectores fiscales Gestha, reconoció que la economía de trueque es un “mercado totalmente opaco (que es) … imposible de controlar”.
¿CASAS MÁS BARATAS?
En España resulta difícil no ver síntomas de tensiones en la financiación.
Desde mediados de enero, alrededor de media docena de empresas cotizadas han comunicado que buscan refinanciar sus deudas o renegociar su vencimientos.
Entre ellas se encuentran la promotora de inmuebles comerciales Colonial y la inmobiliaria Quabit, supervivientes ambas del declive del sector que ha provocado una caída del 29 por ciento en el precio de la vivienda en algo más de cuatro años, según datos del sector.
Con la baja del crédito hipotecario bajando incluso a un ritmo más brusco, un tercio en los doce meses hasta noviembre según cifras oficiales, se dan las condiciones para que también se produzca un repunte del trueque en el mercado inmobiliario.
“Hemos crecido tremendamente rápido sólo con el boca a boca”, dijo Eneka Tamayo de sepermuta.es, un portal de intercambio de propiedad residencial que dirige en la ciudad vasca de San Sebastián.
Fundado en 2008, ha expuesto unos 6.900 hogares y recibe unas 40.000-50.000 visitas mensuales. Los vendendores procuran precios orientativos para su vivienda y una lista de deseos sobre lo que buscan a cambio del mismo valor.
Tamayo espera que el número de anuncios siga subiendo hasta que el mercado se recupere y “no veo que esto vaya a suceder en un futuro inmediato.
“Hay mucha gente que quiere comprar y no sabe cómo, si no tienen trabajo … y si los bancos no prestan”, dijo. “Si ya tienes una casa, de esta forma no necesitas reunir mucho dinero extra”.
Las permutas inmobiliarias están gravadas con un impuesto patrimonial del 7%, el mismo que para las transacciones en efectivo. Pero Tamayo argumenta que con el trueque resulta más barato.
“Si vendes una casa por dinero, buscas el precio más alto posible. Si haces una permuta, mantienes el precio lo más bajo posible para pagar menos impuestos”, señaló.
Las comparaciones confirman este argumento.
Un usuario del portal que quiere mudarse a Valencia ha valorado su piso de cuatro habitaciones en la localidad madrileña de Leganés en 240.000 euros.
Foro de bolsa, un saludo.