Por… James D. Gwartney, Robert Lawson, Joshua Hall
A medida que el país entra a la recta final de la temporada electoral, los candidatos de ambos partidos prometerán políticas que aseguran, mejorarán nuestra calidad de vida. Mientras que el énfasis del debate político estará en la recuperación económica y el empleo a corto plazo, la fuente de prosperidad a largo plazo es la libertad económica.
La libertad económica significa que las personas son libres de escoger, intercambiar, competir, invertir, y cosechar los frutos de su trabajo protegidos contra agresiones dentro de un marco legal de igualdad ante la ley y mínima interferencia del Estado. La relación entre la libertad económica y la prosperidad es impresionante: Las economías más libres invierten más, crecen más rápidamente, y alcanzan niveles de ingreso mayores a las economías menos libres.
EE.UU., siempre considerado como un estandarte de la libertad económica, se ha vuelto una economía menos libre en la última década. Este declive es generalizado. El aumento en el gasto público, el déficit en un nivel históricamente alto, la violación de los derechos de propiedad, las regulaciones más onerosas sobre las empresas, y las guerras contra el terrorismo y las drogas han contribuido a la erosión de la libertad económica en EE.UU.
Durante las dos últimas décadas, hemos trabajado para desarrollar una medida precisa e integral de la libertad económica alrededor del mundo y a través del tiempo. Este trabajo resultó en Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual 2012, publicado por el Instituto Cato en EE.UU., y el Instituto Fraser en Canadá, y por una red de institutos en otros 78 países. El índice de libertad económica utiliza 42 variables estadísticas diferentes tomadas de fuentes confiables, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Foro Económico Mundial.
El informe de 2012, publicado recientemente, proporciona datos de 144 países hasta el año 2010. Al igual que en años anteriores, Hong Kong y Singapur encabezan la lista de las economías más libres y EE.UU. continúa con su caída en el ranking.
Nueva Zelanda, Suiza, Australia y Canadá completan la lista de las seis economías más libres. De 1980 a 2000, el índice colocó a EE.UU. en el tercer lugar, únicamente detrás de Hong Kong y Singapur. Pero la situación ha cambiado dramáticamente desde el año 2000. Para el año 2005, EE.UU. había caído al octavo puesto y el declive le llevó al décimo lugar en 2008 y al decimo octavo en 2010, detrás de Finlandia y Dinamarca, dos estados de bienestar europeos. También se encuentra detrás de Mauricio, Chile, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Estonia, Taiwán y Qatar.
Durante la última década, la calificación de EE.UU. cayó casi un punto completo en nuestra escala de 0 a 10 puntos, de 8,65 en 2000 a 7,70 en 2010. Si bien es difícil señalar todas las razones de esta disminución, podemos indicar algunas: el aumento del uso de dominio eminente, las consecuencias de las guerras contra el terrorismo y las drogas, la violación a los derechos de propiedad de los tenedores de bonos en el rescate de las empresas de automóviles. Todas estas medidas claramente han debilitado la propiedad privada y la tradición del imperio de la ley en EE.UU.
Nuestro trabajo empírico indica que un cambio de un punto en la puntuación de libertad económica de un país está relacionado con un cambio de 1,0 a 1,5 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento anual a largo plazo, asumiendo que todo lo demás se mantiene constante. Vale la pena señalar que el crecimiento de EE.UU. fue de un promedio de 2,3 por ciento en la década de 1980 y de 2,2 por ciento en la década de 1990, pero se redujo a una tasa anual de solo 0,7 por ciento durante 2000-2010. Si no se deja de socavar la libertad económica, el crecimiento económico a futuro de EE.UU. será débil durante muchos años por venir.
Durante esta temporada electoral, los dos principales partidos políticos intentarán convencer a los votantes de que sus políticas son dramáticamente diferentes. Los datos de Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual 2012 indican que la disminución de la libertad económica en EE.UU. comenzó durante la presidencia de George W. Bush y ha continuado bajo la presidencia de Obama. Las subvenciones, las donaciones y otras formas de clientelismo político dirigido hacia los intereses bien organizados que ofrecen grandes contribuciones políticas se han convertido en la actividad principal de ambos partidos, lo que socava la libertad económica y retrasa el crecimiento económico.
A menos que los votantes estadounidenses y los políticos que ellos eligen decidan revertir este camino, nuestro futuro será uno de estancamiento, dependencia, promesas rotas y una creciente corrupción política.
Suerte en sus inversiones…