El encuentro entre el presidente Rajoy y el primer ministro Monti confirmó que España e Italia atraviesan vicisitudes similares para afrontar los costes de su respectiva deuda frente a las reservas que Alemania y los demás socios centrales del euro mantienen respecto a la integración bancaria y fiscal. Aunque la sintonía entre ambos mandatarios reflejó sus matices. Rajoy fue más explicito que nunca al quejarse de que mientras unos países se financian gratis – en alusión a Alemania – otros se ven obligados a soportar injustos sobrecostes, crítica a la que Monti se sumó por asentimiento. El presidente Rajoy declaró que “ en este momento” el rescate europeo “no es imprescindible” para España mientras que Monti fue más taxativo  al afirmar que Italia “no lo necesita”. Mario Monti no desaprovechó las ocasiones que se le presentaron para situar a Italia en una posición más desahogada que España frente a los rigores que cercan a la eurozona por su periferia. Es significativo que el primer ministro italiano se mostrara más rotundo que el presidente español al rechazar la propuesta alemana de un supercomisario europeo cuyo cometido sería fiscalizar los presupuestos nacionales. Monti calificó tal figura de “mito” y de “imposible”, puesto que resulta inimaginable una autoridad capaz de vigilar y corregir la actuación de los distintos gobiernos. Pero su aserto en defensa de la soberanía presupuestaria obliga a recordar que él fue nombrado senador presidencial y designado primer ministro por indicación de la troika ante una crisis política e institucional que Italia no acaba aún de superar.

En cualquier caso es un contrasentido interesado que Merkel propugne la figura del supercomisario de presupuestos mientras pospone la entrada en juego del supervisor bancario, que se pronunciaría también sobre la salud financiera de las entidades alemanas. Pero en lo que nos toca más de cerca persisten las dudas sobre las razones que llevan al presidente Rajoy a eludir el rescaten nombre de los “intereses generales” mientras los mercados no aprieten más.

Las palabras de la ministra Báñez anunciando la salida de la crisis, inmediatamente después de haber certificado una tasa record de paro, invitan a pensar que el Gobierno se aferra a un salvavidas que los ciudadanos no acabamos de ver.


Editorial DV  31/10/02