Toda la atención de esta semana que entra estará puesta en la situación del sector financiero americano, y en particular en las dos grandes agencias hipotecarias: Freddie Mac y Fannie Mae. (la pasada semana la cotización de estas compañías cayó más de un 60%) y el consenso del mercado espera que el gobierno o la FED las rescaten.

Recordemos que estas dos agencias no tienen ni apoyo ni financiación gubernamental, si bien es cierto que  existe un reconocimiento tácito por parte de la administración Bush de acudir al rescate en caso de necesitarlo, pues bien, parece que el momento ha llegado y el gobierno debe cumplir su acuerdo.

El negocio de estas compañías se basa en la compra de créditos hipotecarios, su titulización y su posterior venta en paquetes estructurados, este modelo de negocio que a día de hoy todos vemos como peligrosísimo (por la devaluación de los activos titulizados que soportan la emisiones) fue el que permitió el boom inmobiliario y será el culpable del fin del ciclo económico, ya que ambas compañías tienen en sus manos más del 50% de las hipotecas americanas.

Con este panorama, enseguida surge la pregunta ¿hasta cuándo va a durar esto? Difícil de responder, lo sucedido desde el comienzo de la crisis en agosto del año pasado demuestra que el  crecimiento de la economía mundial está basado en el boom del crédito. Ahora que las condiciones de crédito se han endurecido, la economía se tambalea, los mercados y las bolsas, que tradicionalmente adelantan lo que sucederá con la economía están rotos, las pocas buenas noticias que aparecen, no son tenidas en cuenta y a poco que aparezca un mal dato (hay donde elegir), se viene abajo en busca de un suelo que no acaban de encontrar. La duración de este proceso, ajuste, crisis (llámese como quiera) será largo, bajo la modesta opinión de un servidor, tan sólo la aparición de buenos resultados en el sector bancario (contra todo pronóstico), podría frenar esta sangría de los mercados.

De todas formas, esta semana que viene vemos dos opciones claras, la FED interviene las agencias hipotecarias  y el mercado baja, o las deja a su suerte y el mercado se desploma. Mala la primera, peor la segunda. Ocurra lo que ocurra, recuerde que no le pille a usted en el medio, los toros desde la barrera se ven mejor y si alguno los quiere ver más de cerca, pues a los San Fermines oiga.