Quizá por llevar en esta situación más de un año o porque el gobierno les ha pedido a los medios de comunicación que no se den estas noticias tan impopulares y que tantos votos cuestan a los gobernantes, lo cierto es que los telediarios no les dan suficiente importancia.
Consideran más acertado hablar del avión estrellado en el mar de Air France. Noticia a la que han dedicado más de una semana, o del fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid de Florentino Pérez.
Estados Unidos está en quiebra técnica y con muchos de sus buques insignia empresariales tocados, hundidos o ya desparecidos. Ayer mismo el gobierno de Obama ha anunciado que ayudará a la aseguradora Hartforf Financial con 2.430 millones de dólares. Una gota más de ese inmenso e terminable océano de dinero que se está vertiendo sobre el sistema financiero e industrial para tratar de tapar, lo que es ya es evidente.
¿Cuando acabará esto? Pues por simple lógica tendrá que tardar y mucho.
Ayer mismo en España el Consejo de Ministros hizo lo único que sabe hacer: subir los impuestos. Esta vez de la gasolina y tabaco.
La incompetencia, el despilfarro, la desfachatez, la corrupción, finalizan siempre igual en nuestro país: con paro y casi en quiebra.
La tontería ideológica de izquierdas o de derechas no sirve para nada ante la contundencia de los números.
Quizá nunca veremos quebrar a España como hoy lo está Estados Unidos, pero no andaremos lejos.
El problema es que aquí no existe la máquina para imprimir billetes a tontas y a locas. Ese, ahora es privilegio del Banco Central Europeo. Tampoco se podrá devaluar la peseta, que ha pasado a mejor vida.
Mientras se producen ERES a diario, despidos y más despidos de los que no nos llegan noticias, quiebras a diestro y a siniestro, la Bolsa española sube, sube y sube, siguiendo la estela de Wall Street.
La Bolsa neoyorkina está siendo manipulada sin pudor, con unos movimientos tan descarados como repetitivos en los que todo se decide en la última hora, generalmente subiendo en vertical, como ayer mismo sucedió.
Wall Street evidencia cansancio y falta de rumbo, pero aún así funciona, como el coche que se queda sin gasolina y dando tirones recorre unos cuantos de cientos de metros más.
Un muy conocido analista dijo recientemente que no había que confundir la economía real con la Bolsa, y algo de razón tiene. Pero la Bolsa está basada en la economía y en lo que ganan o van ganar las empresas y si se pierde esta referencia, tarde o temprano los mercados perderán la credibilidad y con ello los ahorradores no invertirán su dinero en un circo absurdo brutalmente manipulado que trata de subsistir a costa del último dinero de los últimos inversores.
Tarde lo que tarde, el mercado tendrá que depurar todas estas barbaridades y algún día los precios de las acciones tendrán que caer hasta niveles más próximos a su valor real.
A un crack le sucede un rebote potente de hasta unos 18 meses de duración que da paso a un último tramo bajista de unos dos o tres años que lleva los índices más abajo.
El último fue el que las Bolsas trazaron desde octubre de 1.998 hasta Marzo del año 2.000 con aquella disculpa de Terra y la burbuja tecnocom.
En esta ocasión un servidor no cree que se alargue tanto, pero los tramposos mariachis que mueven los mercados se aferran al tema como a un clavo ardiendo. Ya que si se impone la realidad, las quiebras serán imparables y los despidos en su sector aniquiladores.
Como estamos en Bolsa y en ella todo es posible, no nos crea a pie juntillas, pero tampoco descuide su retaguardia. Quizá nos equivoquemos y las Bolsas suban hasta que la recuperación económica sea palpable en la calle y no solo en los despachos de los que provocaron la crisis.
Aunque mucho nos tememos que esta última oportunidad para irse de los mercados a mejor precio que hace tres meses pocos la aprovecharán, firmando así su condena de muerte en los mercados.
Se palpa en el mercado que la gente se está volviendo muy alcista, tanto el publico en general como los analistas.
Lo de la Bolsa está tan bien organizado, que suspenden un valor durante años o simplemente lo bajan un – 95 % sin que usted pueda reclamar nada de nada al maestro armero.
Ya sabe, “los mercados fluctúan y tienen riesgo”.
Saludos y suerte en las inversiones.