Por fin buenas y definitivas noticias para Prisa. Cerberus, el inversor que más deuda impagada tenía del grupo, se ha sumado al acuerdo de refinanciación que la compañía de medios de comunicación alcanzó la semana pasada con sus cuatro grandes acreedores -Santander, Caixabank, Bankia y HSBC-. El visto bueno del fondo de distress permite salvar el último escollo para alargar por tercera vez en tres años el pago de la abultada deuda del holding de los Polanco y las firmas incluidas en Liberty.
En los próximos días se cerrarán los flecos pendientes y el acuerdo podría anunciarse al final de esta semana o principios de la próxima, según fuentes próximas a la operación. La propia empresa ya anticipaba el jueves pasado que las negociaciones iban por buen camino. “La compañía confirma que, como indicó su consejero delegado en la última conferencia de presentación de resultados, existen conversaciones avanzadas con sus principales bancos acreedores de cara a la refinanciación de su deudaâ€, aseguraba Prisa en un hecho relevante a la CNMV.
Su principal ejecutivo y la cara ante las entidades financieras, Fernando Abril-Martorell, apuntaba entonces que la editora de El País aspiraba a vencimientos no tan rígidos. “La idea es mejorar el escalonamiento de los pagos en función de la evolución del negocio y conseguir más flexibilidadâ€, subrayaba.
Precisamente los citados fondos distress –tambiíén conocidos como fondos buitre- son los que más han presionado para condicionar la refinanciación a la salida del presidente ejecutivo de la compañía, Juan Luis Cebrián. Muchos de ellos compraron la deuda a precios de derribo a los bancos que optaron por vender sus posiciones acreedoras con descuentos de más del 50%. Por ello, tienen capacidad para apretar mucho más al emisor que los financiadores tradicionales, que se han visto obligados a hacer millonarias provisiones por el incumplimiento de Prisa.
No obstante, el presidente ejecutivo del grupo asegura a quien quiere escucharle que los accionistas le han pedido que continúe durante dos años más. Su actual contrato de un trienio, firmado en 2010 tras lograr la inyección de capital de Liberty, vence en diciembre del presente ejercicio. Es una de las cuestiones que la compañía debe resolver a corto o medio plazo, al punto que quienes mandan en la casa –La Caixa, Santander y Telefónica- ya han manejado nombres para acometer la inevitable sucesión.
La venta de Digital+
El plácet de los bancos tambiíén va ligado a la entrada de capital y a la venta de Digital+, un planteamiento al que, hasta ahora, los gestores de la compañía habían logrado resistirse bajo el argumento de que reducir el perímetro del grupo limitaría dramáticamente la generación de ebitda. Hay consenso en el sector respecto a que sólo hay un posible comprador para la plataforma digital y no es otro que Telefónica. Otra cuestión es el precio, que se situará sensiblemente por debajo de los 2.300 millones de la valoración que implican los 500 millones que la empresa de Cíésar Alierta pagó por el 22% que ya atesora. De hecho, no falta quien habla de una “oferta de derribo†por parte de la 'teleco' ante la situación de Prisa.
La sociedad firmaba su último acuerdo con los bancos el pasado 26 de diciembre de 2011, cuando aplazaba por eníésima vez el pago de su deuda, repartida esencialmente en dos príéstamos. En primer lugar, el llamado críédito sindicado, firmado en junio 2007 con 39 entidades financieras y por el que Prisa aún debía abonar 1.280 millones de euros. La compañía pactaba retrasar el pago hasta el 19 de marzo de 2014, fecha prorrogable hasta el 19 de diciembre de ese año si se cumplían determinados objetivos.
El desarrollo del negocio convierte el pago de ese importe en una quimera. Solventado este escollo, Prisa no había acabado el trabajo. Tenía que afrontar su segundo agujero, el llamado príéstamo puente, críédito suscrito a finales de 2007 para afrontar la OPA por el 100% de Sogecable y que aún le comprometía a desembolsar 1.340 millones adicionales. Todo un tour de force financiero.