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Autor Tema: China pone trabas a las grandes fusiones internacionales  (Leído 119 veces)

Eguzki

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China pone trabas a las grandes fusiones internacionales
« en: Septiembre 19, 2013, 07:42:34 am »

La opinión del gigante asiático cada vez cuenta más en el entorno corporativo internacional


Pocos dignatarios extranjeros, por no hablar ya de empresarios, acceden al complejo de Zhongnanhai cercano a la Ciudad Prohibida de Pekí­n. Warren Buffett, que, a mediados de mayo apareció estrechando la mano del viceprimer ministro chino Wang Yang, parece ser la excepción. í‰sta es la prueba más evidente de la influencia internacional del multimillonario estadounidense. Se trataba de la cuarta visita que habí­a hecho el presidente y consejero delegado de Berkshire Hathaway a Pekí­n. En esta ocasión, Buffett acudió por negocios. Su conversación con Wang versó sobre la visión que tiene de China y sobre el futuro de las marcas estadounidenses más famosas. Garantí­a Según personas de su entorno, uno de los motivos de la visita fue obtener la garantí­a de que China apoyarí­a la opa de Heinz, el fabricante de ketchup. Los reguladores de EEUU habí­an descartado el argumento más evidente contra la operación: que Buffett y el grupo de capital riesgo 3G, propietario de Burger King, podrí­an subir el precio del ketchup Heinz a las cadenas rivales de comida rápida. Sin embargo, Buffett y sus socios brasileños necesitaban la aprobación de reguladores de 14 paí­ses distintos -China incluida-, para cerrar la operación. China aprobó el acuerdo de Heinz a finales de mayo. Hace una díécada, nadie habrí­a imaginado que los reguladores chinos llegarí­an a tener algún tipo de influencia en una empresa occidental. Pero la opinión de China cuenta cada vez más en el entorno corporativo internacional. La semana pasada, el mayor lobby empresarial de EEUU, la Cámara de Comercio, habló sobre la frustración de las empresas que hacen negocios en China y de cómo el paí­s utiliza su legislación sobre la competencia para atacar empresas extranjeras, aunque parece que la actitud de las autoridades empieza a cambiar, o al menos, su retórica. Pero China no es el único paí­s cuyos reguladores están aumentando su asertividad en materia de fusiones y adquisiciones internacionales. La compra de Heinz pasó incluso el escrutinio de las autoridades rusas, que cuestionaron si la operación representarí­a un riesgo para la seguridad por los procesos microbiológicos que utiliza Heinz para producir alimentos para bebíés. Reguladores La saga Heinz representa un nuevo desafí­o a nivel global, ya que las compañí­as necesitan obtener la aprobación de los reguladores hasta de un centenar de paí­ses antes de poder cerrar una operación. La actividad de las fusiones y adquisiciones ha caí­do, a medida que las compañí­as se han vuelto más conservadoras ante la incertidumbre económica en la que nos encontramos. Para las empresas que quieren crecer mediante adquisiciones o las industrias que encuentran en las fusiones una forma de afrontar la crisis, las autoridades reguladoras y los polí­ticos son un obstáculo. A principios de 2012, Xstrata confirmó sus planes para fusionarse con Glencore, el primer trader de commodities del mundo. Con un valor de 90.000 millones de dólares, fue el mayor acuerdo del sector de la minerí­a. Más de un año despuíés, los asesores seguí­an intentando conseguir la aprobación de los reguladores. Para los banqueros de inversión y los juristas expertos en fusiones, el acuerdo ha sido una prueba fundamental de la visión que tienen los reguladores sobre estas operaciones, sobre todo en China. La falta de personal en el cuartel general del regulador chino, Mofcom, que cuenta sólo con 15 personas, ayuda a explicar la lentitud a la que se firman los acuerdos. China no es la única preocupación de las empresas. Desde que Brasil cambiara el año pasado su sistema, en el que las autorizaciones se llevan a cabo antes de las fusiones entre empresas, el paí­s tiene potestad para anular una operación. Y parece que su regulador tambiíén tiene escasez de personal. En algunos casos, cuando se lleva a cabo una operación que involucra a una verdadera multinacional, hay que analizar los programas reguladores de más de un centenar de jurisdicciones. Incluso Estados Unidos y Europa, los mayores mercados de adquisiciones, presentan dificultades. Incluso las operaciones que, en principio, no presentan conflicto alguno se enfrentan al escrutinio de los reguladores del mundo. Según Ronan Harty, socio de Davis Polk, "si Coca-Cola comprara una empresa de coches, la operación se aprobarí­a en cuatro meses".