Por... Luis Ramírez
Una cartera bien estructurada, no solo le permite gestionar y disminuir la exposición al riesgo, tambiíén le ofrece la posibilidad de beneficiarse y revalorizar la inversión a lo largo de las distintas etapas del ciclo económico.
La gestión del riesgo se logra mediante una adecuada diversificación. La posibilidad de componer un portafolio con distintos títulos permite minimizar el impacto de eventos específicos sobre el valor total del portafolio. Por ejemplo, el impacto de la caída del precio de los metales sobre el valor de un portafolio será menor en una cartera que, además de activos mineros, contiene títulos de sectores ligados a consumo, servicios públicos, construcción e infraestructura entre otros, comparado con lo que le sucedería a un portafolio que solamente contiene acciones mineras.
Otro criterio de diversificación cuya importancia siempre he destacado es la de una diversificación global. No es un capricho, es que un portafolio diversificado geográficamente reduce el riesgo que tendrían si todas sus inversiones dependiesen del crecimiento y bienestar económico de un solo país o región.
Podría seguir dando ejemplos pero creo que la idea está bastante clara, y me gustaría pasar al siguiente punto. Pero antes deseo dejar sentado que la diversificación como estrategia para reducir el riesgo tiene un costo, recuerden que “no hay almuerzo gratisâ€. Diversificar su portafolio para lograr una menor exposición a riesgos, significa que está dispuesto a aceptar retornos menos “espectaculares†a los que podría obtener con un portafolio altamente concentrado, pero a cambio de ello usted dormirá tranquilo. La elección es suya!!!
La posibilidad de revalorizar el valor de las inversiones en el tiempo empieza por entender que si se busca apreciación o crecimiento de capital, necesariamente se debe invertir un porcentaje importante en instrumentos de renta variable (acciones). Pero al mismo tiempo hay que tener claro que si hablamos de invertir (no de especular) en acciones estamos hablando de largo plazo. Por lo tanto, bajo esta premisa consideren como mínimo un horizonte 4 ó 5 años.
Nuevamente la diversificación nos ofrece la posibilidad de asignar fondos según las oportunidades que identificamos. Sobre/sub ponderando países o regiones según el ciclo económico en que cada país o región se encuentra. Sobre/sub ponderando sectores económicos según la fase del ciclo económico en que se encuentra la economía del país o región en que estamos invirtiendo. Sobre/sub ponderando grupos de empresas según la fase de crecimiento en que se encuentra cada negocio, y seleccionar acciones de valor (value) o acciones de crecimiento (growth).
Una adecuada estructuración del portafolio siguiendo estos criterios nos permitirá aprovechar cada fase de los ciclos económicos y alcanzar el objetivo de crecimiento deseado. Por ejemplo, dividamos el ciclo económico en 4 etapas: Temprana o ascendente, Intermedio, Tardío o descendente y Recesión. Nosotros consideramos que EEUU se encuentra en una fase avanzada de la etapa intermedia, la zona Euro estaría terminando la etapa temprana e iniciando la etapa intermedia, mientras que las economías emergentes se encontrarían en una etapa tardía. Nótese que la etapa tardía no es una etapa de recesión, es una etapa de desaceleración económica, pero con tasas de crecimiento positivas. Esta es la razón por la que nosotros hemos venido sobre ponderando acciones en mercados desarrollados y sub ponderando mercados emergentes.
Bajo el escenario propuesto en el párrafo anterior, algunos sectores se muestran más atractivos según la fase o etapa del ciclo en que se encuentran. Para el caso de las economías emergentes que estarían en una etapa tardía por ejemplo, los sectores recomendados son consumo básico, salud, servicios.
Estructurada la cartera según región, sector económico, fase del negocio, sensibilidad al ciclo, etc. queda por determinar el tipo de gestión a implementar: gestión activa o gestión pasiva. En lo personal me inclino por una gestión activa. Pero este concepto pienso que exige una precisión, no confundir gestión activa con especulación pues son dos cosas muy distintas. La gestión activa propone la necesidad de hacer rebalanceos periódicos para ajustarse a coyunturas particulares. Pero estos rebalanceos no se hacen todos los días, ni todas las semanas, ni siquiera todos los meses. Los rebalanceos obedecen a la táctica de inversión, la cual se evalúa cada 3 ó 4 meses en promedio. Entonces se decide si es necesario hacer algún rebalanceo que busque ese “alpha†que nos permita superar el benchmark contra el cual medimos la gestión o la administración de las inversiones.
De esta forma es que la diversificación nos ayuda a gestionar riesgos, y al mismo tiempo a buscar el crecimiento del valor de las inversiones en cada etapa del ciclo económico. Lo que no deben olvidar es que no se invierte por intuición. Se requiere base teórica, experiencia, madurez emocional, tiempo, entre otras cosas. Como mencioníé en algún post anterior, probablemente usted es un míédico excelente, un emprendedor exitoso, o tal vez un ingeniero o abogado sobresaliente, pero todo ello no necesariamente los prepara para gestionar sus inversiones. Es por ello que siempre es recomendable hacerse asesorar en la gestión del patrimonio.
Si intentan hacer algo para lo que no están preparados, no culpen a la volatilidad del mercado, ni al riesgo, ni a la luna roja del apocalipsis en caso los resultados no sean los esperados.