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Autor Tema: Guí­a para entender un crash histórico  (Leído 771 veces)

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Guí­a para entender un crash histórico
« en: Septiembre 20, 2008, 03:05:31 pm »
Guí­a para entender un crash histórico

Publicado en Expansión por Escribe Daniel Badí­a y Miquel Roig

1 ¿Dónde está el origen de la crisis?
La banca de EEUU relajó al máximo su polí­tica de concesión de príéstamos. Llegó un momento en el que concedí­an hipotecas para comprar viviendas sin hacer preguntas sobre ingresos, ni depositar una entrada. Las hipotecas subprime (de alto riesgo) han existido desde hace díécadas, pero nunca se habí­a asumido tanto riesgo de forma tan masiva. Todo funcionó mientras el precio de la vivienda subí­a, pero el juego terminó en la primavera de 2007 cuando la entidad de EEUU, New Century Financial, declaraba la quiebra. Nací­a la primera ví­ctima de una crisis sin precedentes.

2 ¿Cómo se ha convertido una crisis local en algo global?
Los bancos empaquetaron esas hipotecas basura en vehí­culos que ofrecí­an elevadas rentabilidades con un riesgo aparentemente bajo, en los que invirtieron inversores de todo el mundo. La ingenierí­a financiera dio lugar a instrumentos contagiados con estos activos tóxicos, como CDOs, ABS, conduits o sivs, que fueron perdiendo valor en mercado. Por ahora, han provocado ya unas píérdidas en las entidades por importe superiores a los 500.000 millones de dólares.

3 ¿En quíé se parece esta crisis a las anteriores?
Esta crisis se parece a las anteriores en que tiene como base un principio erróneo, pero en el que los inversores reinciden con pasmosa regularidad: el de que un determinado activo se va a revalorizar en el futuro de forma permanente. Pasó con los tulipanes del siglo XVII, ocurrió con las acciones en el crack del 29 y en el boom puntocom de finales de los noventa.

4¿Por quíé han caí­do bancos de inversión?
Entidades como Lehman Brothers o Bear Stearns llenaron su balance con activos como titulizaciones de hipotecas basura. Estos activos, ahora denominados tóxicos, eran hace un año productos de moda de Wall Street. Al contrario de lo que sucedió en otras crisis, cuando estalló la burbuja inmobiliaria y las titulizaciones comenzaron a depreciarse a marchas forzadas, los bancos tení­an su balance repleto de estos activos. Esto provocó que muchas entidades no quisieran prestar dinero a corto plazo a estas firmas, ya que dudaban de su solvencia. Ante la falta de financiación para hacer frente a sus pagos diarios, los bancos han tenido que quebrar.

5¿Por quíé afecta tambiíén al sector seguros?
Algunas aseguradoras, como AIG, tambiíén se adentraron en el mundo de las finanzas sofisticadas y contaban, de la misma manera, con grandes cantidades de tí­tulos ligados a hipotecas.

6Se hundió Bear Stearns en marzo y Lehman y AIG lo hicieron en septiembre, ¿por quíé no todos a la vez?
Bear Stearns quebró en marzo, cuando perdió la confianza de los inversores. El banco no llegó a tiempo a la ventana especial de liquidez creada por la Fed. Cuando los inversores se fijaron en Lehman Brothers como la siguiente ví­ctima, esa ventana especial de liquidez ya estaba abierta y el banco pudo sobrevivir a trancas y barrancas. Pero cuando la situación se agravó a principios de septiembre, ni tan siquiera las inyecciones de la Fed pudieron salvar al banco, a quien sus contrapartidas habituales le habí­an cerrado el grifo.

7¿Por quíé se ha dejado quebrar a Lehman Brothers y no a otros?
La Fed pensó que las consecuencias de dejar caer a un banco como Bear Stearns provocarí­a un efecto devastador en el sistema financiero, por los compromisos que tení­an muchas entidades con íéste. Pero la Fed insistió en que lo de Bear Stearns era un caso puntual que no se volverí­a a repetir. Con Lehman Brothers, la institución monetaria no quiso arriesgarse a convertir en norma el rescate puntual de Bear Stearns. Despuíés llegó la aseguradora AIG que, no sólo es más grande que Lehman, sino que ha asegurado a muchos otros bancos contra los impagos sobre los activos que poseen, además de pólizas de seguros a millones de estadounidenses. Así­, el colapso de AIG podrí­a haber originado píérdidas incalculables tanto en bancos como en los ciudadanos de a pie.

8 ¿Quiíén tiene la culpa?
Se ha culpado a Alan Greenspan, presidente de la Fed entre 1987 y 2006, por mantener los tipos en el 1% durante demasiado tiempo en medio de polí­ticas fiscales expansivas. Pero, por mucho que los tipos estuvieran tan bajos, el principal responsable de haber prestado dinero de forma sistemática a aquellos que no podí­an pagar fueron los banqueros y brókeres que concedieron esas hipotecas. Luego está la responsabilidad de las agencias, que pusieron rátings triple A a productos que luego se ha demostrado que no eran merecedores de ello. Y, por último, aquellas entidades de todo el mundo, bancos y fondos, que invirtieron en productos complejos vinculados a hipotecas basura, bien sin entenderlo, bien sin estudiar con detenimiento quíé compraban.

9¿Actuaron tarde las autoridades?
Las autoridades podrí­an haber tomado en septiembre pasado las mismas medidas que han adoptado ahora. Pero entonces, pocos tení­an tan claro el alcance de la crisis, y muchos habrí­an criticado que el Gobierno pudiera rescatar con dinero público entidades privadas. Hoy sí­ se sabe el alcance de la crisis y que el sistema financiero está en situación grave, por lo que es más digerible el uso de fondos públicos.

10¿Por quíé en España no hay subprime?
España tambiíén ha vivido su particular boom inmobiliario con crecimientos de dos dí­gitos en el saldo vivo de críéditos hipotecarios. Sin embargo, la polí­tica de concesión de príéstamos asumida por la banca no ha sido tan laxa. Además, el Banco de España prohibió la inversión en vehí­culos que se mantuvieran fuera de balance, que es precisamente la forma que tomó la diseminación de productos subprime.

11¿Cómo le afecta a usted ? El euribor, el tipo de interíés al que se referencian la mayor parte de las hipotecas en España, se ha disparado. Al margen de la subida de tipos del BCE, del 4% al 4,25%, el principal motivo ha sido la desconfianza existente entre los propios bancos, ya que el euribor es el tipo de interíés al que las entidades se prestan entre sí­.

12 ¿Y a la banca española?
La creciente aversión al riesgo de los inversores ha dificultado a la banca la emisión de deuda a unos precios asequibles, mientras apremian los vencimientos de bonos a los que tienen que hacer frente. Esto ha obligado a recrudecer todaví­a más la guerra para captar pasivo, con ofertas de depósitos agresivas, o concentrar la financiación a plazos más cortos, como las subastas de liquidez del BCE. En definitiva, se encarecen unos costes de financiación que podrí­an tener impacto en las cuentas de la banca.

13¿Quebrará algún banco o caja español?
Los bancos españoles cuentan con un colchón de provisiones importante, pero la mora sube con velocidad, y lo más probable es que lo siga haciendo en los próximos trimestres. Pero si algún banco o caja entra en problemas, lo más probable es que el Gobierno invite a una entidad saneada a hacerse con ella.

14¿Quiíén tiene la solución?
La solución llegará cuando se estabilice el mercado inmobiliario estadounidense. Entonces, cuando los precios de la vivienda hayan tocado fondo, será posible contabilizar el valor real de las titulizaciones hipotecarias. Con ello, el mercado de titulizaciones deberí­a reactivarse, los bancos se desharí­an de los tí­tulos -con píérdidas, probablemente- y deberí­an buscar financiación para tapar el agujero creado en sus balances. Entonces, la actividad crediticia se reanudarí­a con normalidad. La propuesta del Tesoro de EEUU anunciada ayer para comprar deuda morosa a los bancos pretende conseguir eso mismo pero por la ví­a rápida.

15¿Cuánto puede durar?
Nadie se atreve a dar una fecha para el fin de esta crisis porque todas las previsiones han resultado ser fallidas. No obstante, cuanto más duren las amenazas bancarias, mayor será el daño para la economí­a real y, a medida que más instituciones financieras entren en crisis, la liquidación de sus activos a unos precios irrisorios arrastrará a la baja los de otras entidades y, por lo tanto, generarán nuevas píérdidas.



Estoy inmerso en la nueva fiebre del oro.