Fairview, Nueva Jersey- Durante cinco años, Leo Chamale le enviaba dos veces por mes dinero a su familia en Guatemala. Ahora sus visitas a la agencia desde donde hacía los giros tienen otro propósito: buscar parte del dinero que había acumulado, que su familia le envía de vuelta.
“No trabajo desde hace cinco meses y ya van dos meses en los que no pago el alquiler. Por eso les pedí que me enviasen mil 500 dólaresâ€, declaró Chamale. “Mi madre me dijo, ‘¡es mucho dinero!’â€.
En medio de la recesión, las agencias de giros reportan un descenso en las remesas que los inmigrantes envían a sus países y revelan asimismo un nuevo fenómeno: muchos de los que antes enviaban dinero a casa ahora piden auxilio económico a sus parientes.
“Nunca se había dado estoâ€, afirmó Marlen Miranda, gerente de Peerless Travel, agencia de viajes de Fairview, Nueva Jersey, que ofrece un servicio de transferencias de dinero. “Una o dos personas podían recibir dinero por alguna situación especial, pero no esta cantidad de gente de ahoraâ€.
Miranda dice que en la actualidad unas 75 personas usan sus servicios de giros, comparado con las 200 de antes. Y de esas, 20 van a recibir dinero, no a girarlo.
“No les pueden enviar demasiado, porque las economías de sus países tambiíén están malâ€, expresó Miranda. “A veces reciben apenas 20 dólaresâ€.
Alejandro Tejada, gerente de Tenares Communications, sucursal de Western Union situada en Passaic, Nueva Jersey, tambiíén nota el mismo fenómeno.
Tejada calcula que una de cada cinco transacciones diarias involucra giros que reciben inmigrantes de sus países, algo que rara vez se veía en el pasado. Tejada dijo que esta tendencia comenzó a fines de marzo, al final de un invierno en el que se paralizó la industria de la construcción, que da trabajo a muchos inmigrantes.
Agencias de giros grandes, como Western Union, no revelan la cantidad de dinero que envían o reciben del exterior. Y los bancos de otros países generalmente llevan la cuenta del dinero que reciben en remesas, no del que sale del país.
El Banco de Míéxico indicó que las remesas disminuyeron más de un 18 por ciento en el último año y registraron su declive más pronunciado en abril.
De todos modos, los extranjeros que trabajan en Estados Unidos enviaron más de 50 mil millones de dólares a sus países el año pasado. Y está claro que el dinero que entra es una cifra mínima comparada con el que sale en concepto de remesas.
El economista del Banco Mundial Dilip Ratha declaró que no hay forma de calcular la cantidad de dinero que los inmigrantes que viven en Estados Unidos reciben de sus países. Pero al analizar los depósitos de divisas extranjeras en la República Dominicana, Míéxico y la India entre febrero del 2008 y enero del 2009, Ratha comprobó que los ciudadanos de esos países que emigraron habían estado recurriendo al dinero de sus cuentas de ahorro con más frecuencia a medida que se agravaba la recesión en Estados Unidos.
Los depósitos en divisas extranjeras bajaron un 7 por ciento en la República Dominicana, un 12 por ciento en la India y un 6 por ciento en Míéxico en 12 meses, expresó Ratha. El experto, no obstante, se abstuvo de hacer cálculos estadísticos sobre los 3 mil 500 millones de dólares que enviaron a casa los dominicanos, los 26 mil millones de los mexicanos y los 45 mil millones de los indios.
El súbito aumento en la cantidad de dinero que regresa refleja un período de transición que difícilmente dure mucho, según Ratha.
“Las posibilidades de una familia mexicana o de una nepalesa de enviar dinero para mantener a un familiar en Estado Unidos o Europa es muy limitadaâ€, manifestó. “Y los ahorros que acumularon allí los emigrantes tampoco son demasiado grandes en la mayoría de los casos, por lo que se agotarán prontoâ€.
Manuel Orozco, experto en remesas de la organización Diálogo Interamericano, de Washington, tambiíén estima que el fenómeno será corto.
“¿Representa una tendencia? No. ¿Una realidad excepcional? Síâ€, declaró Orozco. “No es lógico pensar que una familia en Latinoamíérica pueda sostener a sus parientes aquí. No solo es ilógico, sino que es un fenómeno que no está sustentado en los hechosâ€.
Orozco dijo que observó este fenómeno por primera vez en abril, cuando una agencia grande de giros de Nueva York le dijo que había habido un súbito aumento en la cantidad de gente que iba a recibir dinero del exterior. Al igual que Ratha, cree que el fenómeno es limitado y no tendrá importancia estadística alguna.
“Es algo nuevo, no necesariamente una tendencia, pero algo que sí hay que observarâ€, señaló.
Chamale, de 21 años, oriundo de la ciudad de Guatemala y quien vino hace cinco años a Estados Unidos, donde ha trabajado de jornalero, dice que el trabajo escasea.