Mí‰XICO (Notimex).— La creación de nuevos impuestos que propone el gobierno federal traerá consigo efectos negativos, ya que desalentará la producción y, por consiguiente, habrá menos ingresos y más pobres, consideró el Premio Nobel de Economía 2007, Eric Maskin.
“El análisis estándar dice que en tiempos de recesión los impuestos deben bajar, y a veces significa que los presupuestos caen en díéficit, porque el gobierno tiene que mantener sus gastos y de hecho tiene que incrementar sus gastos dentro de una recesiónâ€, añadió.
Un aumento tendría que darse cuando la economía se encuentre estable o en recuperación; la reducción temporal de los impuestos permite mayores ingresos, producción y gasto, lo que moviliza el sistema económico de cualquier país, insistió en conferencia de prensa, luego de participar en la Semana de la Ciencia y la Innovación 2009.
“Esto es lo que llamamos políticas económicas contracíclicas, es decir, díéficit en tiempos de recesión y un superávit en tiempos de crecimiento económicoâ€, sostuvo.
En su paquete económico para 2010 el gobierno federal propuso aumentar dos puntos la tasa del Impuesto Sobre la Renta, para quedar en 30 por ciento, además de un gravamen de 2 por ciento al consumo generalizado.
Para el Premio Nobel, crear nuevos impuestos conlleva efectos negativos y, de aprobarse estos gravámenes, distorsionarían las decisiones monetarias de las personas que los pagan; es decir, sólo los estarán costeando y mermarán sus ingresos, entonces habrá menos consumo, lo que constituye “un factor nocivoâ€.
Maskin reiteró que “los impuestos al consumo son regresivos, ya que la carga es mayor en las personas pobres, quienes tienen que destinar un mayor porcentaje de sus gastos a los impuestos, mientras que los más pudientes no lo sientenâ€.
Precisamente porque cuentan con más ingresos, estas personas evitarían los efectos más dañinos de la nueva carga fiscal, mientras que los de menores percepciones tendrían que hacerles frente, con la “única ventaja†de que generaría ahorros en las personas, señaló.
“El gravamen al consumo no es una buena idea en tiempos de recesión, de modo que si se quiere ayudar a los pobres tendría que ser un impuesto a los ingresos, es decir, que la gente pudiente pague másâ€, que no sea algo generalizado, concluyó.