El producto interior bruto de Canadá, Rusia e India superan al español en 2010 - El FMI revisa con fuerza al alza el crecimiento de la economía española hasta 2015
Toda crisis tiene un final. Y para ahorrar suspense: esta tambiíén pasará. Pero ninguna se va sin dejar magulladuras, sin un legado. La versión española de la Gran Recesión tendrá importantes consecuencias, de hecho, ya las tiene en tíérminos de paro, de pinchazo inmobiliario, de espectacular giro en la política económica del Gobierno, que ha pasado a abrazar la austeridad con la fe del converso por mandato de los mercados. Hay más cicatrices: la crisis incidirá tambiíén en el peso de España en el mundo. Canadá, Rusia e India, por ese orden, adelantarán al PIB español en 2010, según los datos que presentó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI). Brasil hizo lo mismo ya en 2008. España cae así al duodíécimo lugar por volumen de riqueza, que se convierte en decimotercero si se mide en paridad de poder adquisitivo (un míétodo que refleja lo que se puede comprar por unidad monetaria, un euro o un dólar, en cada país).
Los días de vino y rosas en los que España iba a por Alemania -"en 2010 vamos a superar ligeramente a Alemania en renta per cápita; les vamos a coger", dijo el presidente Zapatero en 2007- quedan lejos. Tan lejos como los casi tres lustros de crecimiento que permitieron a España incorporarse a las grandes ligas a costa de acumular desequilibrios. Llegado el tiempo de las vacas flacas, España se enfrenta a una lenta salida de la crisis, frente a otros países con menos lastres. "Es ley de vida", decía ayer un alto funcionario del FMI respecto al ranking mundial del PIB. "India tiene 1.200 millones de habitantes, Rusia tiene grandes reservas de materias primas, y Canadá, el único caso realmente comparable, ha sufrido menos porque hizo los deberes en los años noventa", según la misma fuente, que advierte que esa comparación está muy condicionada por factores como los tipos de cambio y el precio de las materias primas: "Se trata de rankings muy volátiles".
Esos movimientos tectónicos en la economía global dependen de la evolución demográfica y de las heridas que deja la crisis en cada país. Los países emergentes (tanto India como Rusia) avanzan a toda velocidad; los avanzados salen del túnel a cámara lenta, y dentro del mundo rico tambiíén hay diferencias: la crisis fiscal, la inmobiliaria y la crisis bancaria no han dolido por igual, y España sale mal parada en esas tres categorías. El economista jefe del FMI, el francíés Olivier Blanchard, explicó ayer que la recuperación mundial "sigue su curso", pero puso el acento en el hecho de que se trata de "una recuperación desequilibrada y con grandes riesgos". El FMI revisó a la baja el crecimiento de la zona euro y de EE UU ante el peligro de que esos riesgos se materialicen.
Y en esas revisiones llegaron las buenas noticias para España: los pronósticos del Fondo son ahora ligeramente mejores que en julio. El PIB español caerá un 0,3% este año, una díécima menos de lo esperado. Y en 2011 crecerá el 0,7%, tambiíén una díécima mejor de lo previsto, aunque lejos de los pronósticos del Gobierno (1,3%) y por detrás de todas las grandes economías, aspectos en los que no hay novedad. Pero además, y esto es lo más positivo, el Fondo anticipa una salida significativamente más rápida a medio plazo: en las anteriores previsiones, España no alcanzaba un crecimiento del 2% al menos hasta 2016; con la revisión de las cifras, el ansiado 2% llegará en 2013 y se mantiene por encima de esa cifra en 2014 y 2015. Ese listón es importante: el lugar común dice que el 2% es la frontera a partir de la cual España empieza a crear empleo de forma apreciable.
Los nuevos augurios esconden varias claves. El FMI es procíclico: cuando los mercados creen que un país va mal, sus opiniones son malas, lo que tiende a empeorar las cosas. "La reforma laboral, la de las cajas y las medidas de austeridad han servido para calmar a los mercados y distanciar a España de los problemas de Irlanda, Portugal y Grecia: el FMI recoge esas nuevas sensaciones", aseguró íngel Ubide, investigador del Peterson Institute.
Aun así, el Informe de perspectivas mundiales contiene varias llamadas de atención. Para el FMI, los pronósticos del Gobierno "plantean riesgos": la institución cree que son demasiado optimistas y que España no logrará estabilizar su deuda hasta despuíés de 2015. Además, el pinchazo inmobiliario dejará huella: "Llevará un tiempo considerable recolocar a los trabajadores de la construcción", advierte el Fondo. En fin: las tensiones en los mercados se van calmando, pero la salida del túnel va para largo. Esto es lo que se oye en los pasillos del Fondo, de largo lo más interesante de estas cumbres: España va en la dirección correcta, pero el más mínimo desliz puede desencadenar nuevas turbulencias.
Mientras, en Madrid, el Gobierno se esforzaba por defender lo atinado de su diagnóstico. "Obviamente estamos convencidos de que nuestras previsiones de crecimiento se van a cumplir. No es necesario ningún plan de contingencia", aseguró en los pasillos del Congreso de los Diputados el secretario de Estado de Economía. Josíé Manuel Campa negaba así la necesidad de preparar el plan B que solicitó el día anterior el gobernador del Banco de España para el caso de que no se cumpliera el objetivo de reducir el díéficit público al 6% el año que viene, informa Luis Doncel. Así, el Gobierno mantiene su previsión de crecimiento para 2011 en el 1,3%, mientras que los analistas apuntan a un más tímido 0,6%.