Aquelarre Gore en Sevilla. El panteísmo pretende la dictadura global
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Los grandes bancos de inversión norteamericanos, causantes de la crisis, financian a la Fundación Gore. El apoyo del Gorismo al sistema bancario se ha dejado ver en los planes de rescate, con dinero público, decretados a ambos lados del ocíéano y que pagarán dos generaciones. Barack Obama, Bill Clinton, y ZP, seguidores de la nueva religión que predica el ex vicepresidente.
El multipremiado ex presidente de Estados Unidos, Al Gore, sigue reclutando su ejíército contra el cambio climático, y esta vez el aquelarre se ha convocado en Sevilla. Como Jesucristo a sus apóstoles, el ex vicepresidente de los Estados Unidos envía a sus discípulos para que prediquen al mundo la buena nueva de la reducción del calentamiento global, que va mucho más allá de una protesta climática: se trata de una nueva religión que precisa de su colegio episcopal y de sus altavoces.
En el caso del profeta Gore, que no cree en la gracia divina, se precisa dinero, pero eso no es problema, Como ya hemos informado si algo le sobra a Gore es financiación y la mayoría de los bancos de inversión norteamericanos son gorianos y demócratas, como la inmensa mayoría de la City financiera internacional, íésa que ha provocado la actual crisis.
Gore predica un eco-panteísmo en el que el hombre se iguala a las especies animales y vegetales, y todas las especies se subordinan al futuro del planeta, la madre tierra, la diosa Gaia. Una diosa no muy poderosa, dado que está en inminente peligro de extinción, pero a la que hay que subordinar todo lo demás -que por algo es diosa-, tanto la propia vida como los instrumentos políticos y económicos. Esta es, precisamente, el mayor peligro: no estamos hablando de mera ecología, sino de poder, de política, de economía y de control de los flujos informativos.
Los apóstoles de Gore, entre los que cuentan Bill Clinton, Barack Obama y Rodríguez Zapatero coinciden en el planteamiento aunque mantengan celotipias. Por ejemplo, Gore y Clinton no se soportan y Obama ha mantenido distancias respecto al Premio Nobel.
El ex presidente norteamericano lo explica muy bien en sus andanzas como conferenciante y hombre comprometido con los objetivos del Milenio, a travíés de su propia Fundación, un estupendo instrumento captador de fondos. Clinton explica, y todo el mundo le entiende, que lo importante de conseguir escolarizar a las niñas en el Tercer Mundo, no para que sean más cultas y eleven su nivel de vida, sino porque la escolarización retrasa la edad del matrimonio y, con ello, la llegada de nuevos hijos. En definitiva, la idea goriana de que el hombre es un depredador de Gaia y, por tanto, su capacidad generativa debe reducirse de grado o por fuerza. Es el mismo dogma de la ONU: la mejor manera determinar con el hambre es terminar con los hambrientos. El panteísmo gorista mantiene una verdadera cruzada contra la maternidad, considerada actividad propias de mentes primitivas, que debe ser guiadas por los más inteligentes. Mismamente por ellos.
El maoísmo, la dictadura más homicida del homicida siglo XX, llevó esta idea al ordenamiento jurídico positivo, con su política de un hijo por matrimonio y duros castigos -tambiíén el aborto obligatorio y penas de cárcel- a las parejas que se atrevieran con el segundo hijo (lo que, además, provocó un machismo creciente, con abortos selectivos de niñas). La libertad generativa, quedó cercenada de raíz.
Barack Obama, previsible futuro presidente de los Estados Unidos, ha decidido dar un salto adelante en USA -salto asimismo gorista- y ha prometido convertir el derecho al aborto en ley federal, un aborto libre en cualquier fase del embarazo, incluido el suprimido por George Bush: el aborto por nacimiento parcial o ahorcamiento (forzar un parto y decapitar, o bien estrangular, la cabeza saliente del niño).
Obama es tambiíén un partidario de las renovables, y promete dedicar muchos fondos públicos a energías que no pueden cubrir el aumento de la calidad de vida en países de Oriente, al tiempo que acentúan la dependencia energíética de Occidente respecto a las tiranías productoras de petróleo.
Sin duda, Obama es un fiel seguidor del Gorismo, o nuevo tipo de panteísmo.
Panteísmo que nos aproxima a la dictadura, por su creencia más profunda: el hombre puede, y debe, ser sacrificado en nombre de la humanidad o, en este caso, del ecosistema, de Gaia.
El presidente español, Josíé Luis Rodríguez Zapatero es otro partidario entusiasta del Gorismo. Y, al igual que Obama, su carácter panteísta le lleva a considerar al ser humano un medio y a la calidad de vida o al medio ambiente los verdaderos fines: aborto, eutanasia, promoción de la homosexualidad, etc. Tambiíén le lleva, claro está, a la inacción y el conformismo con la propia suerte, otra de las características del panteísmo. Mientras el Cristianismo aprueba el deseo aunque intenta controlarlo, el panteísmo sólo quiere anularlo. Traducido a los sistemas político y económico esto supone la creencia, casi mística, en que el mantenimiento de las instituciones y de los sistemas es prioritario, mientras los derechos individuales deben subordinarse al objetivo primero. Por ejemplo: Clinton, Obama y Zapatero han apoyado los planes de rescate del sistema financiero, es decir, que el pueblo pague los desaguisados de los especuladores sin que íéstos apenas sufran castigo y, encima, puedan volver a las andadas.
Más ejemplos, el viernes 17, el vicepresidente económico del Gobierno español, Pedro Solbes, creador de un fondo público -dinero de todos los contribuyentes- para proporcionar liquidez a la banca, aseguró que “no es labor del Gobierno decirle a los bancos cómo deben manejar sus carterasâ€. Curiosa interpretación sobre la independencia profesional, dado que no estamos hablando de carteras bancarias sino del dinero de los contribuyentes españoles regalado a los banqueros. Los más optimistas consideran que dos generaciones de occidentales pagarán con su dinero este rescate millonarios de los millonarios.
El aquelarre Gore ha recibido, como es lógico, el aplauso de los medios progresistas, casi todos. Desde Andalucía, que tras veinte años de gobierno del socialista Manuel Chaves se ha convertido en la región más corrupta de España, el nuevo profeta sólo ha cosechado aplausos, tanto de la izquierda como de la derecha.
Y ojo, porque estas tendencia dictatoriales disfrazadas de ecologismo salvador tiene otra peculiaridad: su globalidad. El mensaje del profeta Gore tiene esa otra característica, la misma que recoge Obama en sus discursos pacifistas -en cuanto se lo permite su ambición presidencial, pues no puede enseñar todas las cartas hasta que llegue a la Casa Blanca-, la misma que exhibe la Alianza de Civilizaciones de Zapatero o los Objetivos del Milenio de la ONU que con tanto entusiasmo defiende Bill Clinton y que publicitan las grandes empresas españolas: la globalidad.
Y esta es la cuestión más preocupante: que el panteísmo no pretende una tiranía expansiva a partir de una tiranía nacional, como Hitler, Stalin o Mussolini, la tiranía panteísta será global desde su inicio, pretende alcanzar a toda la humanidad. Quizás porque no se basa en una ideología sino en una religión, de corte teocrático, impuesta desde los gobiernos y desde los organismos multilaterales. El Protocolo de Kyoto, el Tribunal de La Haya, el consenso del G-8 para pagar el desastre bancario con dinero público, o la sugerencia de una sola moneda mundial como solución al actual colapso financiero, son ejemplos de esta tendencia global. Es decir, tendencia hacia la tiranía global gorista: panteísmo, ecologismo, pacifismo y plutocracia.
Gaia es nuestra diosa y Gore su profeta