La noticia de la semana pasada fue sin duda la visita de la Canciller alemana Ángela Merkel para “ver” cómo iban las reformas de nuestro gobierno y, supongo,  dar un espaldarazo al mismo de cara a los mercados de capitales que están algo nerviosos.

Una de las propuestas que realizó fue ampliamente comentada por la prensa económica: la de eliminar las cláusulas de revisión salarial vinculadas a la inflación. Esto ha levantado una gran polvareda, especialmente entre los sindicatos.

En realidad, esta relación es muy perniciosa para la economía. Una subida de los salarios atendiendo a ese índice hace que se incremente la demanda para una misma oferta. Pero además, los mismos empresarios elevan los precios como respuesta a un incremento de los costes, en este caso salariales. Como se ve, es una mentalidad instalada no sólo en los trabajadores, sino también en los empresarios, en el gobierno y agentes sociales.

Lo que ha ocurrido en la economía es simplemente que un incremento de los salarios ha producido nuevas subidas de precios y así sucesivamente en un ciclo nocivo. Y es nocivo porque, para igualdad de condiciones, los precios de cara al exterior, tanto de productos de exportación como para servicios consumidos dentro de España (por ejemplo el turismo), lo que se ha producido es simplemente un encarecimiento de los mismos productos y servicios. Por tanto, en cada ciclo donde se repite el fenómeno, es decir, cada año, nuestra economía es algo menos competitiva.

Es una relación (subida de salarios e inflación) que ningún economista niega independientemente de la escuela o de la tendencia en la que se ubique. Se produce un fenómeno en el que se mantiene el poder adquisitivo de los trabajadores, pero los productos cada vez se venden menos porque comparándolos con los procedentes de otros países, son más caros.

La propuesta de Merkel en relación a eliminar esta relación parece cruel para los trabajadores, pero sin embargo no lo es. El actual sistema que conlleva una pérdida de competitividad, como hemos visto, deriva a que se venda menos, que se obtengan menos beneficios, y por tanto menos capacidad de inversión y de creación de puestos de trabajo. Cruel es precisamente este sistema que provoca pérdidas de competitividad y de puestos de trabajo.

Merkel propone el sistema de vincular la retribución salarial a la productividad. Aunque esto parezca una idea novedosa, no lo es tanto. Al fin y al cabo es justo el sistema donde se ubica la totalidad de los trabajadores por cuenta propia, los autónomos. Ellos no ganan más simplemente porque haya habido tal o cual inflación, sino simplemente porque pueden ofrecer un mayor valor a sus clientes. También ocurre esto a la inversa: a menos valor, menor retribución. Sin embargo, ningún autónomo se queja del funcionamiento de este sistema retributivo.

Que sea España uno de los dos países donde más contratos haya en términos porcentuales con una cláusula de revisión salarial relacionada con la inflación y también que nuestra tasa de desempleo sea la más alta dentro de los países de la Unión Europea y de la OCDE, no son dos fenómenos inconexos. Al contrario, uno alimenta al otro. Yo no tengo ninguna duda.