Nuestro recién estrenado presidente del Gobierno, prometió en campaña que siempre nos diría la verdad, por cruda que esta fuera, sobre la realidad económica, y a decir verdad sus ministros no se andan con chiquitas y de momento cumplen a rajatabla las promesas de Don Mariano. En un gesto insólito, Luis de Guindos, nuevo ministro de economía anticipó el lunes pasado la entrada en recesión de nuestra economía, sugirió, aunque podía haberlo afirmado que el número de parados superará el listón de los cinco millones.

El último trimestre ha sido negativo en cuanto a crecimiento, entre el 0,2 y 0,3%, y el primer trimestre del nuevo año será también negro, negro. Este retroceso del PIB se va a producir después de seis trimestres consecutivos de mínima expansión, los transcurridos desde enero de 2010 y mediados de 2011 y uno, el periodo junio-septiembre de estancamiento.

Entre las causas de esta entrada en recesión se encuentran no sólo el encarecimiento de la financiación, también debemos incluir en estas causas el paquete de “remedios” aplicados a tranquilizar a los inversores sobre la ortodoxia de las políticas públicas, cabe destacar el ajuste de gastos para reducir el déficit, el desendeudamiento al que se han aplicado, cuando han podido, tanto empresas como familias. Consumo e inversión han caído a plomo.

La Fundación de Cajas de Ahorro estima que los gastos deberían bajar en un 6,4% para poder moderar el gasto público, mientras, los ingresos deberían mantener el aumento de 0,8% sucedido en 2011, de esta forma la presión fiscal podría permanecer estable.

En el acto de toma de posesión de cuatro  nuevos cargos del Ministerio de Economía y Competividad, el nuevo ministro volvió a incluir la reforma del sector financiero en la agenda de su ministerio dentro de las tareas urgentes, esto era evidente ya que esta reforma es vital para la financiación de la economía e imprescindible para volver a la senda del crecimiento.

El nuevo ministro adelantó un amplio paquete de medidas de reformas económicas y se ofreció a apoyar las reformas que tendrá que plantear el ministro de Hacienda referidas a la consolidación fiscal y al de empleo que tendrá que abordar la reforma laboral que deberá permitir la recuperación del mercado de trabajo y la eliminación de las trabas que obstaculizan la creación de empresas.

Pueden pensar ustedes que… menudo panorama, pero desde mi punto de vista, el anuncio tiene dos ventajas. La primera para el propio ministro y el Gobierno, ya que la vuelta a la recesión permitirá la digestión del tratamiento que nos propondrán precisamente hoy. La segunda ventaja es para nosotros, ya que si empezamos tan mal, sólo podemos mejorar.

Ni Rajoy, ni De Guindos han dado detalles del tratamiento a aplicar, pero siendo nuestro Presidente tan previsible como dicen, no creo que se alejen de: recortes a mansalva para controlar el déficit. Seguirá una desregularización para fomentar el crecimiento ayudado con medidas laborales audaces y alguna novedad en distribución y energía. El colofón debería ser una buena reforma del sistema financiero para que pueda liberar fondos al sistema.

Este es el escenario que tenemos para comer las uvas este año, pero ánimo, cada día está más cerca el final de esta situación.


Feliz año nuevo y como siempre salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar a toneladas.