Últimamente coincido bastante con un grupo de pensionistas, será que me estoy haciendo mayor, y cómo no, nuestra oratoria siempre termina hablando de la sostenibilidad de las pensiones. Este es un tema que no es que me apasione, pero tengo que confesar que me suele dar que pensar y más escuchando a nuestros políticos y sus “soluciones mágicas”.
Desde mi punto de vista, una sociedad como la nuestra, con uno de los niveles de longevidad mayores del planeta, la solución al problema que plantea la sostenibilidad del sistema de pensiones, pasa por resolver una ecuación en la que los tres parámetros modificables son: cuantía de las prestaciones, fondos para pagarlas y volumen de los beneficiarios. Y claro, puede que los políticos intenten engañarnos con discursos de palabras pomposas, vacías de contenido, pero es que las matemáticas no engañan.
El debate debería ser cual de estos tres elementos debería ser el que ha de cambiar para mantener vigente este derecho y las soluciones, hablando en plata, de momento, son tres:
JUBILARSE MÁS TARDE
Esta es una solución a la que han apelado varios países europeos. Se realiza de manera progresiva, el ejemplo más significativo es el de Alemania, que ha retrasado sin dudar, la edad de jubilación hasta los 67 años, para os nacidos después de 1964, para obtener una pensión completa. El mismo camino ha seguido Italia donde el sistema de pensiones es un tanto complejo y donde los años de cotización son un elemento determinante a la hora de elegir el momento de abandonar el mercado laboral.
Reino Unido, Francia y otros países también han adoptado medidas en la misma dirección.
COTIZAR MÁS
Otra posible solución pasa por aumentar las cotizaciones tanto empresariales como las de los trabajadores, pero esta es una solución muy complicada ya que se correría el riesgo de causar más perjuicios que ventajas, corriéndose el riesgo de ahogar el sistema.
COBRAR MENOS
Es decir, “reducir la generosidad del sistema”. Este cambio podría abordarse de varias formas: no revalorizando las pensiones, o haciéndolo por debajo del IPC; reducir la tasa de reposición, que no es más que la proporción de la prestación sobre el último salario cotizado, sería otra medida posible; aumentar el número de años necesarios para tener derecho al 100% de la pensión (35 en la actualidad) o para generar el derecho (15 después de la última reforma)-
Dada la impopularidad de estas posibles soluciones, los sindicatos y los políticos prefieren abordar el tema con reformas graduales y muy moderadas esperando ver cómo evoluciona el empleo y el resto de la economía para ir tomando otro tipo de decisiones.
Salvo sorpresas, parece que el sistema está garantizado hasta dentro de unos 20 años y claro eso es demasiado tiempo para cualquier político y no sé si se habrán dado cuenta, es casi la mitad de la vida laboral de cualquier trabajador.
Creo que no hace falta preocuparse por el presente de las pensiones, pero creo que sería una irresponsabilidad imperdonable no ocuparse ahora de su futuro, nuestros hijos lo agradecerán.
Salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar