Por Orpheo
Soy de los que opino que las crisis son renovadoras, empujan a romper con lo viejo para mejorar, todo se transforma, se lucha para no dejarse vencer por la situación límite que una crisis supone. La base de toda renovación son las ideas, las ideas las da la mente… y la mente, el intelecto debe ser alimentado, no nos valen viejos axiomas inútiles si queremos que todo cambie. Aunque a veces lo antiguo nos puede ayudar a recuperar la senda de lo correcto.

¿Que nos proponen los rectores de nuestros destinos? Un cambio de modelo productivo, sin saber ellos mismos adonde quieren dirigirlo. Creo que dicho cambio debe ser alentado desde el conocimiento, desde la cultura y desde la educación. Hemos llegado al quid de la cuestión, LA EDUCACIÓN. No podemos tener un modelo productivo basado en la innovación si no tenemos cualidades ni capacidades para ser innovadores, no podemos cambiar el modelo del ladrillo por el de la investigación ya que a un obrero no podemos reconvertirlo porque sí en un investigador, ni en un experto en nuevas tecnologías. Y hete ahí donde entra la educación, la base de todo cambio debe empezar por ella, por fundamentar los estudios de las futuras generaciones, primando el conocimiento útil sobre el resto de las cosas.

Aquí es donde entran en conflicto, desgraciadamente, la enseñanza (el saber) y la política. La perversión que han sufrido ambos términos nos lo expresa la propia etimologia de sus nombres. La palabra “maestro” tiene viene de “MAGISTER”. A su vez esta, deriva de “magis” como adverbio y “magnus” como adjetivo. Es decir , grande, más. El maestro era el que sabía más y por ello era digno de los mayores honores y respetos, con la autoridad que ello le confería. Esa autoridad no era consecuencia de una remuneración pecuniaria , inversamente proporcional a su relevancia e influencia.

En su reverso, tenemos “minus” o “minor”, que fácilmente podemos traducir por “menos”. El que es menos es el último escalafón de la sociedad, es el servidor de todos, el que es uno más al servicio de la sociedas. Ese es el “MINISTER”, de donde proviene la palabra “ministro”, tam reputada hoy y tan denostada antaño.

La historia debe tener su reflejo en el presente, para evitar caer en los mismos errores. Deberíamos pues, otorgar a cada una de sus profesiones, el correspondiente lugar que etimológicamente les corresponden, y mejor nos iría en el presente y futuro