Por… Hernán González Rodríguez

En la crisis de 2009 fueron los países quienes salvaron a sus empresas. Este año, en la Unión Europea, se ha descubierto recientemente que son algunos países los que demandan ahora salvamento. Entre ellos figuran Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain), por cuyas letras iniciales en inglés los agrupan como los “cerdos”. ¿Quién salvará a tales infortunados?

Sucede que estos gobiernos, con Grecia a la cabeza del desgreño administrativo, de los elevados endeudamientos, déficits fiscales y de los populismos, tienen en graves dificultades a los países serios de la Unión. Con sus comportamientos atolondrados no se ajustaron a los estándares de la Unión Europea, UE, de la cual hacen parte.

En la UE se penalizan los déficits fiscales superiores al 3 por ciento del PIB y los endeudamientos superiores al 60 por ciento también de dicho PIB. Pero en 2010 ningún país de la Unión logrará el 3 por ciento aludido y el promedio de endeudamiento figurará en el 88 por ciento. Hasta Alemania, pronta en urgir el cumplimiento de estos acuerdos, se ha negado a cumplirlos en 2009.

Los gobiernos de los países débiles tienden a enfatizar la solidaridad de la UE, en tanto que temen los países fuertes como Alemania y Francia tolerar estos comportamientos fiscales irresponsables, por sus efectos futuros y nefastos sobre el euro. Más grave aún, al escribir estas líneas, ni los griegos, ni los portugueses, como que están muy dispuestos a que sus gobiernos les impongan planes de austeridad.

Pero la realidad parece ser que ya comenzó el salvamento. Porque entiendo que las deudas hipotecarias de España con los bancos alemanes son gigantescas. Cuando yo le debo un millón de pesos a mi banco y no tengo con qué pagarlo, yo tengo un problema. Pero cuando le debo mil millones, mi banco tiene un problema.

Por lo anterior, el salvamento ya se inició de una manera muy sencilla, según artículo del Von Mises Institute. A la fecha ya pueden los bancos europeos comprar bonos griegos en euros y con intereses superiores al 7 por ciento por año y usar luego estos bonos para obtener un préstamo también en euros del Banco Central Europeo, BCE, al módico 1 por ciento, con los bonos griegos como garantía. Gran negocio. Los economistas llaman a este proceso como “externalización de los costos”. Es decir, los costos los reparten por tal vía los responsables directos del problema entre todos los países de la eurozona.

Y aquí emerge la gran amenaza sobre el euro, porque como los griegos reciben euros y los monetizan y los bancos también reciben euros de los préstamos del BCE, y los utilizan, con todo lo cual se podría llegar a acrecentar la oferta de euros por culpa de los “pigs”. Y el euro se devaluaría o depreciaría y la inflación se atizaría en la eurozona.

Los efectos de lo anterior pueden ser tres: 1. Sí se logran vencer las resistencias políticas para hacer cumplir los pactos de estabilidad y austeridad. 2. Los países fuertes obligan a los débiles a declarar la quiebra y a retirarse de la Unión. 3. Algunos países continuarán elevando sus déficits y tratando de externalizar sus costos, lo cual desataría una hiperinflación y el euro colapsaría.

Suerte en su vida y en sus inversiones…