Hoy me van a permitir que reproduzca en su integridad el correo electrónico que me ha hecho llegar un lector que me ha pedido permanecer en el anonimato. Ingeniero de Caminos con su despido aún caliente en el bolsillo hace un repaso sobre el pasado, presente y futuro de la Obra Civil en España: los abusos cometidos, el tsunami que se avecina ante el recorte presupuestario ya anunciado y la irrelevancia -en muchos casos- de la cualificación profesional a la hora de conservar un empleo.  

Buenos días:

Pues ya estoy buscándome otro empleo en la jungla. Hasta hace pocos días trabajaba en una constructora de las importantes como Ingeniero de Caminos. Desde que terminé los estudios, hace ya casi una década, he pasado por varias empresas y siempre me he mantenido en activo, laboralmente hablando. Máster en Gestión, Nivel Superior en Prevención y un puñado de cursos tontos adornan mi Curriculum. Todos los papelitos, uno a uno, se los llevé a la señora que me inscribió en el paro, que abría los ojos como platos y alucinaba. Me faltaba lo del inglés y me dijo “si alguna vez vuelves por aquí tráemelo“. 

Soy una de las primeras víctimas del recorte que se avecina en el segmento de la obra civil, que amenaza con liquidar los cuadros de personal de muchas compañías del sector. De hecho la mía es aún rentable pero da igual. El despido es de hoy para hoy, sin preaviso ni apenas tiempo para empaquetar los objetos personales. Si te he visto… La alternativa a la gente que nos vamos es externalizar más trabajo a consultings, probablemente con empleos precarios de gente recién licenciada. Subcontratar, siempre subcontratar. “No tengo más remedio que despediros a los dos“, nos dice a mi compañero y a mí nuestro superior, con cara de circunstancias. Ya sabe la que se le avecina. Somos unos de tantos. La negociación de las cantidades del despido, mejor ni se la comento, no se vaya a deprimir.

En otras empresas ha pasado lo mismo o parecido, lo sé por conocidos. Curiosamente una de las profesiones con menos paro, una de las carreras con mejor salida hasta hace nada, está hecha trizas. La previsión de que el día 15 de julio el Ministerio de Fomento publique una lista de unas 40 obras ya adjudicadas que NO SE HACEN, es síntoma de que a las áreas de estudios de las empresas les van a seguir los técnicos de producción, que van a caer como moscas durante el verano. Y con ellos sus administrativos, topógrafos, auxiliares, encargados… Obreros-obreros en estas empresas ya no hay apenas. Así que sufrirán los de las subcontratas, que se verán todavía más asfixiadas. Los pagos a 180 días y 5% de retención no van a ser nada comparados con verse sin cartera de trabajo.

Con perdón, se va todo a la mierda. No sé si nos damos cuenta de que la destrucción de tejido productivo es entropía. Si se destruye no lo recuperas a corto plazo. Se tarda mucho en pagar las deudas y volver a tejer una estructura de funcionamiento de un sector. Por cierto, un sector que usa intensivamente los servicios financieros de descuento de certificaciones y pagarés, con las correspondientes comisiones e intereses que la banca perderá.

Es curiosa la ceguera: colapso inmobiliario hace que todo el mundo se intente agarrar como puede a la cuerda de salvación de la obra pública y, de repente, zas, se corta la cuerda. Ha habido una oleada brutal de desempleo procedente de la obra privada, pero lo que viene ahora es el tsunami de la pública. Y me da en la nariz que la reforma ha ayudado a que se rompan los diques. Mucho ojo a los números sectoriales del desempleo de julio a septiembre, porque probablemente van a ser DEMOLEDORES en la construcción civil.

Mención especial para el Plan E, FEIL o cualquiera de sus remedos. Lo conozco de arriba abajo porque he licitado y estudiado bastantes obras en los dos últimos años. Y he hablado en persona con quienes manejan los hilos en cada taifa municipal, al menos en las ciudades de mi región. Se usan las obras para pagar indirectamente “cositas” que han quedado por ahí sueltas de obras anteriores. O sea, no hay libre concurrencia. Se prima la creación de puestos de trabajo y horas de ocupación, no la productividad. O sea, como el Ministerio me da 1.000.000 euros, no tengo ningún interés en que me hagas la obra por 850.000 si es que vale eso. Lo que quiero es que te lleves el millón y te puntúo por generar cuantos más puestos de trabajo. Así está en los pliegos. Si con 30 operarios te basta para hacer la obra, pon 60 en la oferta. Total, se paga con una transferencia del Ministerio. No nos interesa devolverles la diferencia, nos interesa gastarlo todo. Así baja el paro en nuestro municipio.

Aparte de ser una forma de tirar literalmente el dinero, es una ilegalidad, porque conculca la Ley de Contratos del Sector Público, que habla de la “oferta económicamente más ventajosa”. He hecho los cálculos. Y he demostrado que en algunas de estas obras vale la pena pagar el salario y la cotización a 30 “extras” que no tienen ni puñetera idea de poner un ladrillo y menos el bordillo de una acera. Y ganas dinero a mayores. Luego haces la obra como te parece, con los tuyos o con subcontrata, y listo. Total, es pólvora del Rey. Que salga, al final, 250 puntos básicos por encima del bund por el déficit poco importa.

Así que ahora toca tomar nota, creo yo, y tratar de construir algo inteligente dentro del lodazal. En ello ando, pero me apetecía contártelo, dado que te leo habitualmente. Por cierto, que ese coche que me pensaba comprar hacia fin de año, pagado al contado y manteniendo aún así liquidez razonable (como se hacen las cosas), se va a quedar en el concesionario. A lo mejor destruyo un empleo en Japón, Alemania, Francia o Reino Unido. Qué le vamos a hacer. Los coches que se hacen en España son pura chatarra. Y a lo mejor para entonces ni se hacen.

Saludos.