Por  Santiago Niño Becerra.

Uds. ya han leído aquí que el problema de las regiones españolas es de pobreza relativa. Por conveniencias políticas se llevó a cabo una descentralización funcional del Estado entre las distintas regiones del reino sin analizar a fondo la conveniencia económica de tal proceder ni las posibilidades de supervivencia financiera del mismo. Los Gobiernos regionales miraron a su alrededor y vieron carencias a mansalva y la LOFCA se encargó de limar la desviación estándar de las rentas medias regionales, pero la conveniencia económica continúa por estudiar y la supervivencia ha pasado, en numerosos casos, a estar vinculada al endeudamiento y a la dependencia.

Aunque con los ayuntamientos la dinámica ha sido distinta el final es semejante: angustiosa falta de fondos para cubrir unos gastos ahora inasumibles. (El País del 21 de Marzo publicó un trabajo muy bueno al respecto en sus Págs. 28 y sgtes.). ¿Por qué se ha llegado a esta situación de posible suspensión de pagos encubierta de numerosos municipios?. La razón, como en el caso de las regiones, es de pobreza relativa.

Al igual que en su día sucedió con los entres regionales, las autoridades municipales, tras el fin del Franquismo, independientemente de su color político, miraron a su alrededor y vieron un montón de carencias históricas, algunas de libro, y el hambre se unió con las ganas de comer: dar cumplimiento a esas carencias equivalía a asegurar los puestos políticos, máxime a un nivel concreto como es un ayuntamiento, y mucho más si ese ayuntamiento es de reducidas dimensiones y baja población.

Pero para cumplimentar esas carencias se precisaban fondos, y los ingresos municipales propios eran muy limitados, luego la recepción de fondos externos desde las regiones a las que esos ayuntamientos pertenecían y desde el Estado se convirtió en la fuente principal de recursos … hasta que llegó el boom del ladrillo.

Los dineros de la construcción se convirtieron en LA solución a un sin número de temas: permitieron atender los gastos que era complicado atender, asumir competencias que eran responsabilidad de los Gobiernos regionales (lo que hicieron en parte porque si no la desatención continuaría, en parte para obtener y/o mantener votos), y crear nuevos gastos en parte para dar servicios de los que los municipios carecían, en parte, como en el caso anterior, para obtener y/o mantener votos.

Es decir, cierto es que los ayuntamientos conceptualizaron ingresos que eran extraordinarios como si fuesen ordinarios, y, además, dieron por supuesto que esos nuevos ingresos iban a continuar produciéndose, y a un ritmo creciente, indefinidamente. También es cierto que hubieron voces de aviso: el artículo de El País hace referencia a un análisis elaborado en el 2007 por en Servicio de Estudios del BBVA -un organismo nada sospechoso de ser un agente revolucionario- en el que advertía del tsunami que se estaba formando en las finanzas municipales, pero nada se hizo porque era mejor no hacer nada ya que ‘España iba bien y más que bien’, y no fuese que la cosas se torciese.

¿Cuál es el estado de la cuestión de las finanzas municipales?, preocupante en prácticamente todos los casos y dantesco en muchos, siendo ese estado absolutamente independiente del color político del partido o de los partidos que gobiernan en los consistorios, es decir, todos los partidos obraron de la misma manera: estirando mucho más el brazo que la manga y creyendo que iban a poder continuar haciéndolo indefinidamente. (Evidentemente, a esta ecuación habría que añadir, para agravarla, las situaciones ‘irregulares’ que en algunos ayuntamientos se han producido).

¿La salida a este estado de cosas?, simple: el empobrecimiento. Empecemos por el final, que en innumerables ocasiones, es el sitio bueno para empezar. En general los ayuntamientos van a tener que reducir o eliminar sus gastos: los nuevos que comprometieron a la luz del ladrillo, pero también los que eran responsabilidad de las regiones y que ellos absorbieron, incluso algunos de los que ya prestaban antes del boom de la construcción, porque además del proceder descrito, se ha producido otro fenómeno: el aumento descomunal e incontrolado de la población inmigrante en muchos municipios, y en Cataluña sabemos mucho de eso: segunda tasa regional europea de población inmigrante. Es decir: más gastos, aún con reducciones, y menos ingresos, es decir, carencias y menos pasta para atender a más, pero, ¿qué sucederá cuando en un escenario de desempleo creciente la población se vuelva hacia sus ayuntamientos demandando servicios que hasta ahora habían recibido u obtenido por sus propios medios? (algo que, por otra parte ya está sucediendo).

(Pobreza relativa es la orden y contraorden en relación a la prohibición, anulación de la prohibición, para que los ayuntamientos se endeuden a partir de ya. La realidad: municipios con las arcas a cero que consideraron como fijos ingresos que eran atípicos y que adecuaron compras, deudas, mantenimientos y gastos a ese albur. La otra realidad: desempleo rampante, expectativas en declive, elecciones a la vista. La Señora Ministra de Economía tenía razón: hay que adecuar el presupuesto de gastos al de ingresos; la Señora Salgado escribió ‘no a la deuda’, pero sin deuda no hay paraíso y la máquina municipal no puede seguir girando. Al final contraorden, desautorización; para ganar cuatro meses, cuatro días. Pobreza relativa).

Los ayuntamientos tendrán que aumentar los ingresos, al menos procurar que no caigan más pero aquellos con los que pueden contar, con los ciertos. Pienso en un incremento espectacular del IBI: las viviendas ya existen; también de otras figuras fiscales, pero obtener fondos de ahí es más etéreo debido a que dependen de otros factores, el IBI no. Las preguntas son: ¿podrá la ciudadanía afrontar el incremento de tributos municipales que, pienso, se le viene encima?, ¿alcanzarán los partidos un pacto de sangre para defender tal incremento?, ¿qué sucederá con aquellas gentes que no puedan pagar, no ya el aumento sino los actuales importes?, ¿tendrán que soportar quienes aún puedan pagar el incremento contributivo de ellos y de quienes no puedan?.

Menos ingresos que los municipios tendrán que aumentar o, al menos, que evitar que decrezcan excesivamente, más necesidades aunque menos gastos que realizar, y una deuda cubierta o encubierta revoloteando sobre el escenario. Quiero pensar que se empezará por analizar si lo que se gasta se está gastando bien y que los ingresos y sus posibles búsquedas de aumento se adaptarán a ese análisis. Criticar ahora es muy fácil, pero en su momento quienes pudieron haber puesto coto a ‘aquello’ no movieron un dedo: ‘todo iba bien’.

Las crisis, sobre todo las sistémicas, tienen efectos colaterales. La situación de postración económica de los ayuntamientos españoles es uno de ellos.

A nivel regional tomemos un ejemplo: Cataluña. Tal vez al Dr. Antoni Castells, Consejero de Economía de la Generalitat de Catalunya pueda acusársele de muchas cosas, pero no de impulsivo, ni de hablar por hablar. El pasado Martes 18 expuso sus planes para llegar a lo siguiente: pasar de un déficit previsto en Cataluña del 3,25% en el 2010 a otro del 1,10% en el 2013.

Para lograrlo su idea es recortar gastos en 3.500 millones (es como si a nivel de España las regiones, sólo las regiones, recortasen casi 19.000 millones -¿lo harán?-, y si, además de lo que va recortar el Estado) incluyendo los apartados de sanidad y educación, e incluyendo los aspectos concertados (de momento salarios aunque dejando la puerta abierta servicios ya comprometidos) y posponiendo inversiones. Por el lado de los ingresos subir ‘los impuestos de los pisos’: TP y AJD.

Pienso que la tendencia del déficit del 2010 va a ser superior, que los recortes van a ser mucho mayores, que se van a congelar inversiones ya comprometidas, que el copago de servicios públicos está a la vuelta de la esquina, que faltan semanas para que se ponga en marcha el ‘tramo autonómico del IVA’, que el IBI va a aumentar y alguien acabará diciendo que no: que los impuestos directos no se tocan.

Yo me hago una reflexión: si eso pasa en Cataluña que siempre se pone como referencia económica en España, si esas cosas están sucediendo en una región que genera el 18,7% del PIB reino teniendo en cuenta la balanza fiscal catalana es negativa, ¿en qué lugar se halla realmente la economía española?.

Como apunte final: ¿se han dado cuenta de que desde hace casi dos años nadie, nadie, habla de los fondos europeos que ya hemos, prácticamente, perdido?. Cuando ‘España iba bien’ se calculó que esos fondos representaban el 0,9% del PIB español. Me pregunto si todos aquellos que elaboran previsiones sobre la marcha de la economía española han introducido en las mismas la pérdida, añadida, que eso va a representar.

(Vayan por delante dos apuntes: 1) hace un par de meses, antes de que concluyese el campeonato de la Primera División de Liga, ya comenté la distancia existente entre los dos primeros clasificados y el resto, y 2) por el football no siento si afición ni pasión. A partir de aquí el hecho: entre los dos primeros clubs españoles y el resto de la Primera División existe una creciente distancia por una razón muy, muy simple: porque la capacidad de generar cash flow de esos dos primeros es muy superior.

¿Verdad que nadie encontraría escandaloso que entre las dos principales comercializadoras de productos fitosanitarios de un país y el resto de esas compañías existiese una considerable distancia?, pues, ¿por qué se rasgan las vestiduras por un hecho idéntico que se da en el balompié?. El presupuesto medio de los dos primeros clasificados de la Liga española es el 258% superior al presupuesto medio de los dos segundos, ¿la razón?, son capaces de atraer más negocio, tienen una capacidad de endeudamiento superior y brindan una mayor confianza para que les presten, luego generan más ingresos. Es un círculo que se realimenta a si mismo.

¿Cuál es el problema?, pues que, entiendo, hoy gustaría que el football fuese otra cosa para generar ilusión a todo el mundo, es decir, como para bastantes supporters españoles pocas son las expectativas económico-sociales que pueden esperar en los próximos años, que tengan alguna en el terreno futbolístico, pero claro difícil será eso si los clubs que han quedado clasificados por detrás del segundo no generan más cash flow. Quienes, por interés, quisieran ver el football de otra manera se equivocan: hace años el football se convirtió en un negocio. Mientras ‘España fue bien’ tanto dio porque si fallaba el balompié quedaban otras cosas, por ejemplo, ir de compras, pero ahora que lo segundo se ha puesto muy imposible, hay que incentivar lo primero.

La otra cara de la moneda: la deuda. Los clubs de la Primera División española, ¿cuántos de estos soportarían una auditoría como las que tiene que soportar una compañía que fabrique caramelos de menta y solicite un crédito para llevar a término una inversión?. ‘Es que el mundo del football es diferente’, dice el del fondo. Sólo por que así se ha querido, sólo porque así ha convenido. El País del 26.05.2010 publicó en sus Págs. 34 y 35 un artículo que ayuda a reflexionar sobre este universo del balón: muy recomendable).