Voy a intentar explicarlo de una manera lo más sencilla y amena posible. Sé que es mucho más complejo de lo que voy a explicar, con muchas variables a tener en cuenta, pero para que se pueda entender de una manera fácil, tendremos en cuenta  solamente una variable a estudiar.

Partimos de una variable a controlar: la inflación, y un regulador con retardo: los tipos de interés. Cuando la inflación sube más de la cuenta, los bancos centrales suben los tipos de interés, pero su efecto no se nota hasta unos meses después… ¿cómo podemos entender esto?

Vamos a compararlo con un ejemplo: lo que se quiere controlar es la temperatura de una habitación y se posee un aire acondicionado. Si  bajamos  el aire, la temperatura bajará o viceversa. Tenemos de entrada: una variable a controlar y un regulador. Con el regulador vamos a tener en cuenta dos cosas: si estamos a 36º y bajamos el aire acondicionado a 20º, la temperatura no bajará enseguida  sino que necesitará un tiempo para que la temperatura llegue a los 20º deseados. Al mismo tiempo vamos a imaginarnos que el aire acondicionado está en la habitación de al lado y desde allí va a pasar el frío o el calor hacia la habitación en donde estamos, por lo que se necesitará un tiempo de espera. O sea que necesitamos dos clases de tiempo: uno de respuesta y otro de espera. A todo esto lo denominaremos regulador con retardo para poder conseguir la temperatura deseada. Hasta aquí parece que está todo claro.

Seguimos con el ejemplo: estamos a 45º y tenemos mucho calor. Enchufamos el aire acondicionado y lo ponemos a 21º y en la habitación de al lado empieza a bajar la temperatura a 42º, 41º… pero donde estamos, seguimos a 45º, así es que bajamos el aire a 15º. Empezamos a notar que la temperatura está bajando… dejamos el aire como está pero en la habitación de al lado la temperatura baja a 30º, 25º… y bajando. Más tarde, en la habitación en donde nos encontramos, tenemos una temperatura de 23º, ¡qué bien pensamos¡, pero en la otra habitación  la temperatura ha bajado y está ya en 15º, pero no tocamos nada… la temperatura de nuestra habitación sigue bajando y llega a los 17º, empezamos a tener frío…   (sobrerreacción), vamos  a subir la temperatura a 20º. Sí, en la habitación de al lado empieza a subir la temperatura pero en la nuestra, aún estamos en 18º. Después se estabiliza en 20º, pero aún  tenemos algo de frío… y subimos la temperatura a 25º, pero no sube en seguida y la ponemos  a 30º… al final provocaremos  otra sobrerreacción, pero esta vez en sentido contrario.

En principio la solución parece clara, pero vamos a pensar que el aire acondicionado no posee los números de la temperatura a marcar, y la “ruedecita” que utilizamos simplemente permite subir o bajar la temperatura y actuamos de acuerdo a la temperatura que percibimos, por lo que cada actuación que vamos a realizar llega siempre tarde y provoca una sobrerreacción…  salvo que  decidamos no actuar, y esperamos…  pero nos arriesgamos a quedarnos cortos y al final le damos a la “ruedecita” y claro, la respuesta esta vez llegará más tarde todavía por lo que el problema aún se agrava más.

Todo esto es lo que suele ocurrir con la inflación, cuando se actúa sobre los tipos de interés: inicialmente no se nota la respuesta por lo que se suben o se bajan los tipos, hasta obtener la respuesta deseada… pero entonces ya se han pasado y se sobrerreacciona. A veces, aunque en principio no se perciba la respuesta, como pasa el tiempo y no se nota nada…, llueven las críticas…   y si se quedan cortos y hay que volver a actuar, es más desastre…

En definitiva, de una sobrerreacción a otra sobrerreacción de signo contrario, pasando de caídas excesivas que provocan burbujas a subidas de tipos  que provocan enfriamientos fuertes,  o viceversa.