Por BMS.

“Los políticos mienten. Los banqueros también. Si, son mentirosos. Pero no son mala gente, simplemente, lo llevan en los genes. Sus cerebros están programados para ello, afirman los científicos. Como los adictos, no pueden hacer nada para remediarlo. Es el precio que hay que pagar por vender y hacerse ricos”.

Así da comienzo Paul B. Farrell, redactor de Marketwatch, al su artículo titulado “Market Crash 2011: It will hit by Christmas”. En él, Farrell habla de la habilidad de políticos y banqueros para dirigir nuestro pensamiento y hacernos creer que suceden cosas que, en situaciones normales, descartaríamos por sentido común. Pero es que nuestro cerebro no funciona así… lo vemos…

¿CÓMO ACTÚA LA ECONOMÍA CONDUCTUAL?

Farrell afirma que solemos creer a los que dirigen el mundo porque también estamos programados para ello. Nos aconsejan qué hacer, nos dicen que no prestemos atención a los hechos contrarios hasta que es demasiado tarde y hasta que una nueva crisis nos golpea. La psicología ofrece aquí una poderosa lección: nuestros cerebros colectivos están destinados a provocar un crash antes de Navidad de 2011. ¿Por qué? Pues porque somos unos crédulos. Nos empeñamos en buscar voces fiables en un mundo de mentirosos. Y les dejamos que nos manipulen en contra de nuestros propios intereses.

La ciencia de la conducta nos dice que los banqueros y los políticos mienten el 93% del tiempo. Es 13 veces más probable que Wall Street mienta en lugar de decir la verdad. Es por este motivo que ellos ganan y nosotros perdemos. Nuestros cerebros están programados para participar en su juego.

Richard Thaler, uno de los gurús de la economía conductual de la Universidad de Chigaco, lo explica de la siguiente manera: “Tenemos que ver el cerebro humano como un ordenador con un procesador muy lento y un sistema de memoria pequeño y poco fiable”. Para entender mejor el concepto, también podemos apelar a Barry Ritholtz, genio financiero y autor de Bailout Nation.

En un artículo publicado en The Washington Post, Ritholtz resumía esta idea afirmando que “los humanos somos el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Estamos programados así, es el resultado lógico de la evolución. Esta actitud podría haber ayudado a nuestros antepasados a luchar por el territorio y la supervivencia, pero lleva a los inversores a tomar decisiones emocionales costosas”.

Y proseguía con la siguiente frase. “Los neurofisiólogos que se dedican a la investigación de las funciones cognitivas sostienen que los que se dejan llevar por las emociones sufren de déficit cognitivo… los que ponen interés emocional en algo pierden la habilidad de hacer planteamientos objetivos: perciben eventos de forma selectiva. Ignoran datos, hechos e incluso el propio sentido común. Incluso la memoria les juega una mala pasada porque solo les permite recordar aquello en lo que creen, borrando cualquier recuerdo que pueda generar conflicto”.

Y lo peor, además, es que no hay cura.

Farrell nos pone un ejemplo. Recientemente, aparecía un titular en Estados Unidos diciendo lo siguiente: “Una tendencia alcista suele durar, de media, 3,8 años: No hemos alcanzado todavía los 2”. Reacción deseada: Más subidas. Wall Street ama las subidas. Y los periódicos no hacen sino participar en la manipulación. Veáse otro titular de The Wall Street Journal: “La recuperación de los mercados, a toda potencia… el S&P coge carrerilla para enfrentarse a su próxima marca”.

Todavía otra frase de dudosa credibilidad: La inflación y la subida de los tipos de interés no empujaran a China y EE.UU. al borde del abismo y hacia una nueva recesión. Esta es muy popular en Wall Street. Incluso se anima el mercado cada vez que en televisión expertos y periodistas repiten su estadística favorita: Las acciones protagonizan un rally en el tercer año de una presidencia, a menudo más de un 20%.

¿Pero cuál es la mayor mentira? Un alcista empedernido, Jeremy Siegel, el célebre autor de “Stocks for the Long Run”, decía lo siguiente en una conferencia de Ameritrade: “Ahora solo podemos esperar más recuperación y los próximos años serán positivos para las acciones”. Una declaración que ha hipnotizado a miles de nuestros mejores gestores de fondos y consejeros, que la han creído a pies juntillas. Ahora no solo creen que el mercado alcista es infinito, sino que además, están utilizando este mensaje para vender activos basura a inversores incautos.

“¿Te haces ya una idea de la situación? Se está empezando a fraguar una conspiración en tu cabeza que pondrá en conflicto tu crédulo cerebro con los hechizos de Wall Street. Si les escuchas, perderás”, afirma Farrell.

En su opinión, esta pequeña conspiración puede jugar malas pasadas. Es por ello que invita a los inversores a escuchar a algunos opositores respetables, aquellos que creen que habrá un cambio de tendencia antes de Navidad, pasando de un rally alcista cíclico a un mercado bajista cíclico.

Para terminar, nos da un último ejemplo: La crisis subprime fue prevista antes de que sucediera. En 2007, el economista jefe del FMI, Raghuram Rajan, avisó a los grandes banqueros que los mercados financieros estaban abocados a la catástrofe. Nadie en ese momento quiso prestarle atención.

Foro de Bolsa, un saludo.