Este fin de semana me leí el libro “La crisis ninja y otros misterios de la economía actual”, de Leopoldo Abadía (www.leopoldoabadia.com). Si os acordáis, Leopoldo Abadía se hizo famoso a raíz de un informe que escribió en 2008 titulado “La crisis ninja”, que se difundió como la pólvora por Internet y permitió que los mortales de a pie entendiéramos algo de la primera gran crisis de este siglo. A partir de este informe, Leopoldo Abadía apareció en los medios de comunicación explicando en qué consistía la crisis, con un lenguaje sencillo y sin tecnicismos superfluos. Es interesante, en este aspecto, el siguiente vídeo de vista obligada si todavía no lo habéis visionado.

El libro en cuestión, escrito de forma muy directa y sin florituras, desarrolla una explicación sobre la crisis, pero sobretodo, intenta explicar los motivos que nos han llevado a ella y cómo podremos salir de ella. Todo planteado a partir de una supuesta conversación entre amigos y empezando por la economía familiar (microeconomía) para luego poder entender la economía  de los estados y del mundo (macroeconomía).

Lo que más me ha sorprendido del libro son los capítulos finales, en los cuáles Abadía desarrolla su visión de como vivir esta crisis y como superarla. Me ha chocado gratamente el enfoque optimista y las recetas del autor para superar las dificultades en las que nos encontramos. La fórmula parece sencilla: una dosis de Optimismo, otra de No distracción y finalmente un poco de Prudencia. Todo ello aliñado con esfuerzo, con ganas de trabajar, olvidando las quejas y  metiéndonos manos a la obra.

No encontraréis en el libro ningún tecnicismo superfluo, aparecen solamente los estrictamente necesarios, y en cambio sí encontraréis una lista de cosas simples y sencillas que podemos hacer en nuestras vidas para mejorar nuestra situación, nuestro entorno, y de rebote a todos nuestros próximos. Es este cambio personal el que puede permitir superar esta crisis y de hecho todas las crisis, ya que si cada uno de nosotros actúa de acuerdo a unos valores y es coherente con ellos en sus quehaceres diarios (en el trabajo, con la familia, con los amigos, etc.), la sociedad será más humana, más próxima a cada uno de nosotros, más amigable… de nada sirve lamentarse si no nos podemos a trabajar, manos a la obra, sin esperar que los otros (el estado, el Ayuntamiento, el servicio social de no sé qué…) nos resuelvan los problemas.

Como dice Abadía al final de su libro, “(…) Si uno se responsabiliza con ilusión de su vida, si es empresario de su vida, es más fácil sacar adelante un país”.

Así que manos a la obra y a trabajar.