La deflación implica una caída generalizada de los precios, debido a una disminución de la demanda con una oferta elevada y una contracción del dinero, con lo que todo ello unido provoca un descenso del consumo y por tanto una ralentización de la economía.

No es descabellado pensar si este escenario podría darse en España. Un dato significativo es que nuestra inflación subyacente (solo incluye bienes y servicios de baja volatilidad) está muy cerquita de cero.

¿Por qué es negativo que un país esté en deflación? Porque ello implica una pérdida de poder adquisitivo y reducción del consumo, menos ganancias para las empresas y empobrecimiento del país.

En cuanto a las inversiones, el problema no está en la Bolsa, sino en los inmuebles, ya que si tenemos en cuenta la actual crisis inmobiliaria y le añadimos un periodo deflacionista, los precios seguirían bajando con mayor fuerza y la recuperación tardaría bastante tiempo en llegar, aunque sin deflación tampoco es que esté el sector para lanzar las campanas al vuelo, ya que en España aún no se ha formado un suelo en la bajada de los precios y cuando éste se produzca no veremos un rebote al alza, sino un periodo medio-largo con precios en un rango definido laterales.

Respecto a los tipos de interés del BCE, no ha habido sorpresas y se han mantenido en el 1% , su nivel histórico más bajo. Los bancos ofrecen más reticencia a la hora de prestarse dinero, por lo que ha provocado una nueva subida para el euribor a 12 meses, que ha cerrado la jornada en el 1,34%.


Suerte en sus inversiones!

Fuente: Bolsa-Finanzas