Por Ignacio Marco-Gardoqui

Hace tiempo que, ante la imposibilidad física de leer la pléyade de informes, análisis y documentos que se publican sobre la evolución de la economía decidí y fijarme en lo editado por el Banco de España que siempre reúne, seriedad, claridad e imparcialidad en dosis elevadas. Pues mala suerte. En su última publicación, conocida esta semana, nos da otra bofetada al asegurar que lo que iba mal, va peor y que lo que iba mejor, empeora cada día. En resumen y como resultado, certifica que, en el último trimestre, la economía española se ha contraído un 0,3% por culpa del empeoramiento de la demanda interna y del debilitamiento de la externa. La verdad es que no podía ser de otra manera. La demanda interna respira con dificultad aplastada por el peso del paro, las restricciones presupuestarias y las subidas de impuestos. Mientras que la externa padece el enfriamiento de las economías de nuestros principales clientes, que son los países europeos.
No sé si por cansancio o impotencia, esta vez no nos propone grandes recetas, aunque el Banco de España sigue sin esconder sus críticas sobre la regulación laboral vigente. Tampoco es de extrañar. No parece coherente que mientras desciende el número de ocupados –un 1,7% en 2011-, y aumenta el número de parados – la tasa está ya en el 21,5%- , los costes laborales hayan repuntado. Cierto que los costes laborales unitarios –medidos por unidad de producto fabricada- han descendido, y eso empuja a la productividad. Pero, lamentablemente, tampoco nos proporciona alegría pues no se debe a un refuerzo de la inversión ni a la consiguiente mejora del equipamiento productivo, sino, simplemente, a que los despidos de trabajadores reducen el denominador. Por eso es tan importante la reforma en curso, cuya deriva nos tiene en ascuas.

Si usted se siente “abofeteado” podemos “llorar” juntos en nuestro foro de bolsa.

Salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar durante  bastante tiempo.