La crisis financiera ha pasado, dejando paso libre a la crisis real, la crisis económica. El quid de la cuestión es saber cuánto tiempo durará y cómo será de profunda la recesión.

Recesión sí, recesión, palabra que oímos a diario y que todos los mercados descuentan, puesto que sabido es que los mercados se adelantan unos meses a la realidad económica. Es por ello que los datos económicos que hasta ahora parecían no importar a los mercados (preocupados única y exclusivamente por su propia salvación) una vez asegurada ésta, vuelven a convertirse en un espejo anticipado de la economía real ¿y qué muestra el espejo? Una situación hasta ahora desconocida la recesión global. Pero es que ahora que la “normalidad” (si que se puede llamar así) vuelve a la escena, es cuando los mercados se giran para ver los datos y en función de estos, tímidamente  recuperar o bien seguir cayendo. En este sentido, esta semana no es excesivamente relevante: 

  • EE.UU.: Mostrarán lo que uno de los miembros de la Fed indicó la semana pasada -la corrección en el mercado inmobiliario lleva ya un tiempo y aún no ha tocado suelo-.
  • Europa: datos de confianza tanto empresarial como de consumo -sin comentarios, todas las previsiones son negativas-.
  • Temporada de resultados empresariales: Danone, Nestle, Dexia, BHP Billinton y Anglo American darán a conocer sus cifras del tercer trimestre y lo más importante, publicarán estimaciones para otros trimestres – ni que decir tiene que todas acusarán la ralentización del consumo-.

Un dato histórico, en la gran depresión de los años 30 y en la crisis de los 90, una de las armas más eficaces para “evitar” males mayores, fue además de la política monetaria, la política fiscal. Todos esperamos que nuestros dirigentes hayan aprendido las lecciones del pasado y una vez aplicadas las políticas monetarias, vía planes de rescate (ya no son posibles las devaluaciones), llega el momento de la política fiscal.

En EE.UU. se espera al próximo gobierno para que adopte un paquete de medidas fiscales que ayude a paliar la crisis. En Europa es más complicado, la política fiscal es competencia de cada estado aunque estamos en el camino correcto, puesto que la suspensión del “Pacto de Estabilidad” permite a los estados endeudarse por encima del 3% del PIB, lo que da cierta holgura a los estados para aplicar “generosas” políticas fiscales.

Lo dicho, esperamos que los dirigentes tengan la lección aprendida y hagan los deberes, desde luego parece que vamos en el sentido correcto, aunque el mercado no lo descuente todavía.