Por…  Beatriz De Majo C.

Con la presencia del jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el Banco español BBVA y la agencia financiera China Development Bank (CDB), rubricaron un histórico acuerdo que pretende servir de marco a la cooperación económica en diferentes áreas de negocios.

Hasta allí, nada tendría de llamativo que dos instituciones de gran calado se hayan acercado para emprender actividades de interés mutuo.

Era hasta natural, además, que ello ocurriera en la ocasión de la reciente visita del vicepremier chino Li Keqiang’s a la capital española. Lo que tiene de novedoso el nuevo entendimiento bancario es que apunta a desarrollar proyectos conjuntos fuera de China y España, y el acento, en esta ocasión está puesto, particularmente, en América Latina.

Ya en el texto del convenio se singularizan actividades en el terreno del financiamiento al comercio, servicios comerciales, derivativos, banca corporativa y bonos.

Este paso entre dos colosos de las finanzas mundiales debe ser subrayado por su especial significación. De la vocación planetaria del banco español es bastante lo que se conoce en Latinoamérica. Su presencia en la región es generalizada y con su apoyo se han materializado importantes proyectos hispano-americanos en varios países del subcontinente. La presencia de BBVA en China, por otro lado, lleva más de 30 años y se ha convertido, para ellos, en el mayor inversionista español en suelo asiático, con movimientos de gran significación en la actividad comercial y de financiamiento de infraestructura. BBVA, por ejemplo, es el primero en ofrecer transacciones en renminbi a sus clientes y asociados en suelo español.

El caso de CDB es otro, ya que estamos allí en la presencia de la mayor institución financiera pública que opera bajo la jurisdicción del gobierno central, la que cuenta con mayores activos en el gigante país chino y la principal proveedora de recursos financieros para el sector estatal bancario de ese país. También en su caso, la gravitación internacional es de envergadura aunque en nuestro vecindario latinoamericano sea menos conocida. CDB tiene en su hoja de vida el haber financiado proyectos de gran escala en algunos de los países con mayor interacción con el país asiático, como Brasil, Argentina y Venezuela.

No cabe duda de que la masa crítica de operaciones que ha estado destapándose entre las regiones latinoamericanas y China en los últimos años requiere de un sólido componente bancario, conocedor del ambiente de negocios de ambos lados, y es lógico pensar que ser llevado de la mano de una institución con la experiencia de BBVA en los países latinos allanará notablemente el trabajo a los actores chinos en el medio y viceversa.

Sabemos que China es ya el primer destino de las exportaciones de Brasil y de Chile, y el segundo de Perú y de Argentina, y que en todos estos países se están gestando proyectos conjuntos de inversiones con altos componentes chinos. Además, las perspectivas futuras de operaciones bilaterales en Venezuela y Colombia, y el potencial de motorización del comercio y de inversiones entre los países centroamericanos y caribeños y China, les agregan un importante potencial a estas alianzas estratégicas bancarias, que tienen bien pensado que el que pega primero, pega dos veces.

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