Como en aquella película de los años 50, considerada hoy “una obra maestra de la época”,  en la que un pequeño pueblo español se preparaba para recibir la visita de los americanos, que en pleno plan de ayuda al desarrollo (plan Marshall), se suponía iban a llenar de dólares todos los bolsillos de los habitantes del pueblo, llegan ahora los 400 Euros prometidos por el gobierno en campaña. Llegan en forma de deducción de la cuota líquida del IRPF que se anticipa mediante la reducción de las retenciones del trabajo que soportan los trabajadores y pensionistas y mediante una reducción de los pagos fraccionados a ingresar por actividades económicas de los empresarios y profesionales.

De esta forma, para los trabajadores y pensionistas, en  la próxima nómina/pensión  de junio, las retenciones se reducirán en 200 euros (como máximo)  mientras que en las nóminas de julio a diciembre (prorrateada mes a mes) habrá una reducción de las retenciones en la cuantía necesaria hasta completar los 400 euros.

Mientras que para empresarios y profesionales, habrá una reducción de 200 euros (como máximo) en  el pago fraccionado del segundo trimestre de 2008, y de 100 euros en cada uno de los siguientes trimestres.

Además este pago resulta ser la medida estrella del actual ejecutivo para paliar la crisis, ¿digo resulta?, resultaba, puesto que aun no hemos empezado a cobrarlos y ya ha dicho el ministro de economía Solbes que “no tendrán el efecto de impulso económico que se preveía”, ratificado por la vicepresidenta primera, que tras aprobar la medida afirma: el margen de maniobra para estimular la economía o apoyar sectores especialmente castigados es nulo”. Por no decir que ahí va el superávit presupuestario del que tanto presumía nuestro país.

Expuesta la medida aprobada y el contexto en el que se queda la economía, no puedo dejar de pensar que hay una cierta similitud entre las medidas del BCE, la FED y el gobierno, en todos los casos, la forma de atacar al crisis es inundar de billetes el mercado (recordad aquello de helicóptero Bernanke), los primeros en forma de  subastas extraordinarias de liquidez y el último dejando que los ciudadanos le arañemos unos eurillos a Hacienda. Ambas medidas están destinadas a prolongar artificialmente el consumo, haciéndonos creer que nuestro poder adquisitivo no se ve mermado.

Nada más lejos de la realidad, cuando toca apretarse el cinturón, toca, el gobierno cree coger un atajo para salir antes de la crisis, pero no, lo siento; en mi modesta opinión, esta medida no va a favorecer que baje la inflación, ­sino todo lo contrario. En fin, podría estar horas divagando acerca de mejores cosas en que gastar el dinero público para reactivar la economía, el empleo… y todas aquellas cosas que antes se asociaban con la prosperidad del estado.

Espero que esta medida no acabe como la película, con la bandera americana hundiéndose en una acequia, espero equivocarme, y que con el paso del tiempo, esta medida sea considerada como una “una obra maestra de la época”.

Sea como fuere, a cobrar y a disfrutarlo con salud.