La cláusula suelo aplicada en las hipotecas es el mecanismo de las entidades financieras para protegerse de los tipos bajos. En los préstamos hipotecarios el precio se aplica utilizando el euríbor y el diferencial. El interés que se aplica es la suma de ambos, por lo que el precio de la hipoteca se abarata cuando el tipo hipotecario está en bajista y se encarece cuando se encuentra alcista.

También existe una cláusula que fija el tipo de interés máximo. Este techo conlleva que los bancos no podrán aplicar un interés superior a éste, aunque la suma del euríbor y el diferencial muestre un resultado más alto, protegiendo al usuario frente a los tipos de interés elevados.

Pues bien, el problema para los hipotecados comenzó cuando el euríbor, el tipo de interés al que están referenciadas el 90% de las hipotecas en España, comenzó a descender en 2009 hasta niveles inferiores al 2% y estas rebajas no se trasladaban a las cuotas mensuales del préstamo, ya que sus contratos fijaban un interés mínimo que estaban obligados a pagar aunque el euríbor más su diferencial resultara inferior.

Estos límites impuestos por la banca están situados entre el 2,50% y el 5,50%, pero el euríbor lleva 27 meses por debajo de ese 2,50% y llegó a marcar un mínimo histórico del 1,215% en marzo de 2010. Esto supone que muchas familias no se han podido beneficiar de este ciclo bajista del índice hipotecario.

El encarecimiento de las hipotecas se ha producido entre 2000 y 4500 euros.

En estos momentos, los tribunales de justicia están debatiendo si es abuso de derecho o no la existencia de dichas cláusulas suelo en las hipotecas.

 

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Fuente: Bolsa-Finanzas