Si son asiduos lectores de esta sección, recordarán que terminaba mi último aporte diciendo que en nuestro escudo de la enseña nacional, allí donde rezaba “Plus ultra” debería colocarse el tan escuchado “Con o sin IVA”. Puede que les pareciera una exageración pero coincidirán conmigo en que esta es una práctica de la que cada uno de nosotros podría poner infinidad de ejemplos. El IVA es la principal tasa sobre el consumo de bienes y servicios, y por supuesto la que más guerra da. Según los técnicos del Ministerio de Hacienda, en España se  han defraudado unos 70.000 millones de euros en la última década, y eso que fue una  época de bonanza. Ahora la crisis ha convertido el IVA en material altamente inflamable.

El Gobierno anunció en Septiembre la subida de tipos para el segundo semestre de este año. A partir del 1 de julio, el general pasará del 16 al 18 por ciento, y el reducido subirá del 7 al 8 por ciento. Sólo resulta indultado el tipo súper reducido, alimentos de primera necesidad, libros y medicamentos que sigue en el 4%. El objetivo según el Gobierno es recaudar unos 5.000 millones de euros con los que se taparía, un poco, el agujero de las arcas públicas. Mejor pedir a los ciudadanos que recortar prestaciones sociales.

La oposición llegó a pedir la rebeldía ciudadana apoyándose en el argumento de que este incremento daría la puntilla a unos niveles de consumo que siguen bajo mínimos. Por el contrario la Vicepresidenta Salgado intento tranquilizar al público diciendo que según sus cálculos los consumidores sólo soportarán la mitad de la subida de precios suscitada por la subida del IVA.

Habrán leído opiniones de todos los gustos. La Comisión europea opina que esta subida devolverá la economía española a los números rojos. La fundación BBVA habla de “un buen diseño técnico” pero no cree que la fecha elegida para su aplicación sea la apropiada. Las asociaciones de consumidores coinciden en que esta subida afectará a los de siempre, “usuarios con menor nivel de renta”.

España tiene la segunda recaudación más baja por IVA de Europa, sólo Luxemburgo recauda menos. Y si embargo nuestros tipos están más o menos en la mitad de la tabla comunitaria. Esta aparente contradicción sólo se explica por un fraude generalizado. Y es que los españoles llevamos el fraude en el IVA en nuestro ADN. Esto es tan genuinamente español que ni siquiera Grecia vulnera tanto las normas fiscales en este punto.

Todos nosotros hemos escuchado al operario de turno:¿la factura la quiere con IVA o sin IVA? Y claro, alguna vez todos hemos optado por, la prefiero “sin”. Es un fraude compartido, tan responsable es el profesional que lo ofrece como el cliente que quiere ahorrarse un dinerillo.

Pese a las apariencias, no son los gremios profesionales los principales infractores. El mayor fraude está en el ladrillo y aledaños. La práctica de escriturar por un precio inferior al realmente pagado en la transmisión de inmuebles, fincas, viviendas, terrenos y lo que se tercie. Partiendo del dato de actas de fraude probadas, se puede calcular un fraude de alrededor de unos 8.000 millones de euros en 2008. Después de este sector, encontramos el sector servicios, hostelería, actividades turísticas; el sector industrial, y por último la agricultura y la ganadería.

Con estos datos a nadie debe extrañar que España tenga la segunda economía sumergida más potente de Europa, sólo superada por Grecia. Superamos incluso a Italia, claro está, si excluimos las actividades delictivas que, lógico, no cotizan. En España el 23,3 % de nuestro PIB discurre fuera de los cauces legales, es decir, “en negro”. Convendría que recordáramos esta cifra la siguiente vez que nos pregunten ¿con o sin IVA?

Salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar.