Entramos en el último año de la legislatura. Un año, que a ciencia cierta, nadie sabe cuanto va a durar, pies eso depende de las trifulcas internas que vaya generando la sucesión en el P.S.O.E. y de los resultados que obtenga este partido en la elecciones municipales y autonómicas.
ZP, podría soportar una derrota menor y hasta podría aguantar una disputa razonable en las primarias; pero creo que en ningún caso soportaría una debacle electoral o una guerra fraticida. Pero como ambos supuestos entran dentro de las opciones razonables, la duración del año es muy incierta y seguro que no se acomodara en ningún caso al calendario gregoriano.
La duda que se me plantea es, cómo lo va a llenar el Presidente. Normalmente en los ejemplos anteriores que todos conocemos, a los mandatarios les entra una enorme preocupación por cómo les recordará la historia. Zapatero, hay que reconocerlo, lleva escritos algunos párrafos brillantes, véase, se aupó por sorpresa y con contundencia a la Secretaría General de su partido, nunca perdió unas elecciones; disfruto de los últimos años de bonanza, lo cual, le permitió ser generoso en ayudas sociales y modernizó, para decirlo de alguna manera, el entramado legal que regula las relaciones personales.
Pero luego se hundió a la hora de gestionar sus tres asuntos capitales. La lucha contra ETA la enderezó sólo cuando rectificó y pasó de la ingenuidad al abrazo de la ley, la policía y la colaboración internacional. Su intento de modificar la estructura del Estado chocó contra el iceberg catalán en donde creo yo, dejó un rastro de incapacidad, enfrentamiento y radicalidad que seguirá supurando durante bastantes años. Y, económicamente hablando, acertó solamente cuando se quito la venda que le impedía ver la realidad y del bracito de la Merkel comenzó a circular por la senda de la cordura, como hemos comentado infinidad de veces en nuestro foro de bolsa.
Ahora le llega el momento de decidir si sigue practicando la mesura y profundiza en las reformas pendientes, aunque como bien suponemos todos, esto último destrozaría las expectativas electorales de su partido; o intenta minimizar los daños electorales aplicando calmantes, a la espera de que la economía recupere su salud con la ayuda de la demanda exterior.
De esta posible disyuntiva, la primera opción ya está descartada; la segunda de momento no se sabe, pero dentro de poco tendremos los primeros indicios de sus intenciones. De las reformas acometidas, la que menos avanza es la reforma laboral. Los agentes sociales, discuten estos días sobre la negociación colectiva. Y tenemos que reconocer que la decisión final es importantísima ya que puede devolvernos la esperanza en una reforma laboral que esté a la altura de los retos planteados, al mismo tiempo que sea una herramienta válida para crear y salvar empleo o puede que resulte ser otra más de las que hay que enterrar bajo el peso de las enormes discrepancias sociales y por supuesto la impresionante incapacidad política de nuestros mandamases.
Salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar.